No puedo menos que contestar a su carta, publicada en Diario de Noticias de 26 de julio, a la espera de que pueda ver la luz, para poder defenderme. Y digo defenderme, dadas las afirmaciones que usted hace respecto a mi escrito (destaca ver en todo su texto, consideraciones como el “según tú”, “presumes de”, “de la que tú hablas”, “la gente como tú”, “a diferencia tuya” y “mientras gente como tú”).

En primer lugar, mi carta, a la que hace referencia, se titulaba –puede usted verlo en la publicación– “No vine aquí para hacer amigos” (el “vine” me enmarca a mí, solamente). El título de su carta (al menos, el que figura en lo publicado) es: Respuesta a “Aquí no hemos venido a hacer amigos”. Plural. Notable diferencia, de entrada. No sé si es un error de bulto, o un sesgo particular orientado.

Decirle, además, que mandé dos cartas sucesivas a los dos diarios (como hago siempre, pues me quiero dirigir a todos, y no solo a una parte de la ciudadanía Navarra; lo vuelvo a indicar, aunque luego se quita ese comentario en el escrito final publicado), una en base a lo sucedido en la calle Curia (dirigida a los ediles nacionalistas) y otra, pasadas las Fiestas, en base a lo sucedido con la “Peña Mutilzarra”, a la cual no hace usted ninguna mención empática. La primera fue publicada por Diario de Navarra (la cual, parece, no haber leído) y la segunda por Diario de Noticias, que es a la que usted se refiere.

En segundo lugar, y considerando lo de leer y cuestiones de formación suyas que saca a colación (yo no veo donde presumo, en mi escrito, de nada relativo, pero usted sí lo hace), procede a indicar “en fin… esas cosas que soléis negar la gente como tú”. ¿Qué significa “gente como tú”? Por favor. Yo tengo mentalidad y criterio propio, conseguido a través de muchos años de vida (62 actualmente) con todo tipo de personas, en todo tipo de lugares (desde los once años) y en todo tipo de niveles (desde peón en mis períodos vacacionales, hasta funciones directivas), que me han ayudado a lidiar, entender muchas cosas y, sobre todo, aprender.

En tercer lugar, su frase (referida, y cito, a “esa parte nacionalista”) “según tú, no merece sus derechos legítimos por no pagar impuestos y no contribuir ni aportar nada a esta sociedad…”. Está usted poniendo en mi boca, algo que no he plasmado en absoluto, ni siquiera en ironía. Es decir, me está difamando en un discurso –que repite– en el que, para quien no haya leído mis escritos originales, puede verse orientado a que soy una persona de actitudes impositivas totalitarias (por decirlo suavemente). Mala costumbre clasificatoria y, desgraciadamente, muy arraigada. Si, además, se confronta su denuncia contra mi persona con su propia frase, sobre la parte nacionalista, “tener la caprichosa costumbre de quejarse en los únicos espacios en los que pueden demostrar su descontento”, me pregunto si realmente estamos viviendo en el mismo mundo geográfico. Decir que no pueden quejarse libremente, es risible (por decirlo, también, suavemente). No hay más que acudir a las hemerotecas. Confundir, además, el “quejarse”, con las violencias e intimidaciones que se han ido dando repetidamente, me deja sin palabras. Usted sabrá lo que quiere defender, frente a hechos constatables hacia todo lo que no les viene bien.

Mi frase “analfabetismo social por acomodación” (creía que era perfectamente entendible, como crítica general a la sociedad, por preferir los silencios y verlas venir, para quejarse en privado) la deriva usted a su frase “…debido precisamente a ese analfabetismo y a la resistencia a ceder esa situación privilegiada obtenida por unas personas a costa de los derechos de otras.” Aquí, lo de analfabetos está muy dirigido. Y, para mí (si lo entiendo bien) invoca a una sumisión social frente a “privilegiados”, por ser una Sociedad analfabeta. Usted sabrá lo que dice.

Para terminar (me duele no responder a todo, punto a punto, como a lo de “para intentar recuperar los derechos arrebatados en tiempos pasados” pero, desgraciadamente, se me escapa por extensión). ¿Cómo que “a diferencia tuya soy capaz de empatizar con todas las personas que sufren y han sufrido injusticias en todos los ámbitos”? Y, ¿Cómo que “Mientras gente como tú siga haciendo oídos sordos a las injusticias y negando derechos legítimos…? Si no me conoce usted de nada (salvo un escrito que ha leído, que se dirige a hechos concretos, y ha interpretado/tergiversado a su gusto), ¿Cómo puede permitirse afirmar algo así? Que, además, hable de “oídos sordos” respecto a otros, dada la realidad, es ensordecedor.