La tasa de paro en España en 2021 de los hombres menores de 25 años (34,1) es la más alta de todos los países de la UE-27 y superior al doble de la media de UE-27 (16,5). La de las mujeres es de 35,6 y ocupa el segundo lugar más alto, por debajo de Grecia (40,9) y más del doble de la media de UE-27 (16,7), 3 de agosto de 2022.

Es cierto que la hostelería ha sufrido una crisis con la pandemia, pero una vez recuperada, las jornadas son largas y los salarios cortos. Se supone que las ganancias han aumentado este verano, con la recuperación del turismo y las fiestas.  

Hasta hace poco se miraba mal a los que venían de fuera, en realidad los de América Latina eran los que cuidaban a nuestros niños, mayores y realizaban las tareas del hogar, los que trabajan y cogían los bares que parte cogen ahora los ciudadanos/as chinos/as. Los ciudadanos marroquíes, o los que llamo Mohamed de forma coloquial, han montado en Estella-Lizarra, peluquerías, tiendas de fruta, locutorios... trabajan fines de semana también.

La juventud autóctona es normal que quiera trabajar en lo que han estudiado, pero hasta que encuentren esos trabajos acordes con sus perspectivas deben agarrarse a lo que toca. Me decían en casa que hay que tener “dignidad y amor propio” para que una vez cumplida una edad, no vivas a expensas de tus padres, que te paguen las juergas de fin de semana, los viajes, el móvil e incluso el coche, en definitiva, tus gastos.

Los de las generaciones anteriores empezamos a trabajar a los 14 ó 16 años y hemos trabajado en fines semana, festivos, Navidades, hasta bastante mayores, con jornadas laborales mucho más largas que ahora, la jornada semanal era de 44 horas (mañana y tarde) excepto unos pocos trabajos.