Hace seis meses que comenzó la guerra y desde ese momento ha habido millones de desplazamientos de personas que, provenientes de Ucrania, han buscado refugio y ayuda en Europa. Desde la Unión Europea, así como desde sus países miembros, se exaltó entonces la palabra solidaridad. Se dijo que se facilitarían recursos y ayudas para estas personas que están viviendo de forma traumática el alejamiento de sus hogares y la muerte de sus familiares en la invasión. Una guerra en la que estamos defendiendo la identidad de los pueblos libres.

Solidaridad indica desprendimiento, cercanía, ponerse en el lugar del otro, acogimiento y necesidad de recursos materiales para atender de la misma forma que nosotros desearíamos que nos acogieran si estuviéramos en el otro lado. Solidaridad es modificar un plan familiar para adaptarse a una nueva situación en pos de ayudar a las personas que vienen desde Ucrania. Pero la solidaridad también necesita el apoyo de las instituciones.

Hay familias en Navarra que estamos acogiendo a estas personas refugiadas y que, sin disponer de ningún tipo de ayuda, estamos sacrificando nuestras economías para llevar a buen puerto un momento crítico en estas familias ucranianas necesitadas. En el País Vasco las ayudas ya han llegado a través del Gobierno Vasco (para las familias ucranianas desplazadas) y de las Diputaciones Forales (para las personas menores de edad no acompañadas), y no se entiende cómo en Navarra no parece haber una decisión en este sentido. Desde un primer momento desde los gobiernos, tanto navarro como nacional, se dijo que habría ayuda para estas familias. Y estas son realmente las cuestiones que a los ciudadanos nos hacen tener fe en la clase política o no creer en ella.

A veces se nos llena la boca al hablar de que nuestras prioridades, como pueblos libres y solidarios, son las de dar soluciones a los problemas existentes, principalmente en los que estamos realmente involucrados. Si alguien desde la Administración puede responder a esta solicitud de auxilio para las familias navarras involucradas en la acogida de las personas ucranianas, estaremos gustosos de escuchar cuáles van a ser las ayudas previstas.

El autor es miembro de la Asociación Chernobil Elkartea