Leo en las páginas de este periódico una noticia sobre un grupo de familias partidarias de cambiar las condiciones de votación para conseguir en sus centros un modelo educativo de jornada continua. Leo el artículo y no salgo de mi asombro, me explico:

Decir que la reclamación del cambio de jornada escolar es legítimo, aunque en absoluto sustentada en la noticia por un solo argumento de carácter educativo. En toda la página del artículo no es posible leer un solo argumento educativo en una noticia donde se pretende flexibilizar el cambio de jornada escolar. ¿Cómo es posible? Fácil y sencillo. El cambio a jornada continua no supone ninguna mejora educativa para nuestros txikis, más bien todo lo contrario. Es por ello que lejos de debatir sobre asimilación de conceptos, inmersión lingüística, horarios de comedor o vidas de patio, únicamente se centran en pedir "una votación más democrática".

Una votación democrática que se celebra año a año hasta que consiguen ganarla, donde se oculta información a los padres y madres en las reuniones (solo tenemos que mirar a lo que ocurre ahora con las becas de comedor en los centros comarcales), donde nunca se expone lo mejor para los niños y solamente se habla de flexibilidad horaria. Donde cuando pierdo la votación exijo bajar el porcentaje y cambiar las normas para que me sean más favorables, pero jamás acepto el resultado de las mismas. ¡Qué mal perder, qué ejemplo de deportividad y respeto!

Ellos y ellas piden volver a cambiar las reglas de las votaciones para que les sean aún mas favorables, yo pido un debate de toda la comunidad educativa sobre el tema. Debatir y elegir una jornada escolar para nuestros hijos bajo criterios pedagógicos , nutricionales y sociales. Espero que así lo refleje la futura orden foral al respecto.

¡Ya vale de procesos viciados donde los intereses propios estan por encima del de nuestros txikis!

El autor es integrante de la iniciativa Eskola y padre de un niño de Amaiur ikastola