En nombre de las enfermeras y técnicos en cuidados auxiliares de enfermería que conformamos el equipo de la unidad de Cuidados Intensivos Pediátricos del Hospital Universitario de Navarra, queremos dejar constancia del apoyo a nuestra compañera Esther Salgado Reguero y ratificar cada una de las palabras expresadas en la carta publicada en este periódico el pasado 28 de octubre.

La UCI Pediátrica está situada dentro de la Unidad de Reanimación Postanestésica (URPA) en la primera planta del edificio general del antiguo Hospital Virgen del Camino, alejada del edificio maternal donde se localizan urgencias pediátricas y la unidad de neonatos. Su espacio físico, a diferencia de las unidades intensivas de adultos, consiste en una sala abierta donde conviven varios niños y familias, sin intimidad y sin espacios acondicionados, teniendo que presenciar en infinitas ocasiones las situaciones propias de una unidad tan especializada. Muy lejos de cumplir con las recomendaciones y estándares de organismos y asociaciones científicas, y dado que su ubicación no estaba contemplada para una unidad tecnificada, incumple las condiciones de seguridad y calidad hospitalaria poniendo en grave peligro la atención urgente del niño. Y aunque parezca una película de ciencia ficción, parece que será la ubicación definitiva.

Recordamos a nuestros responsables que cuando se habla de humanizar la asistencia sanitaria no podemos quedarnos solamente en la palabra, aunque luzca fenomenal escrita, sino que hay que llevarla a la práctica con hechos. Y, sin duda alguna, los hechos en la unidad de cuidados intensivos pediátricos son imprescindibles para humanizar de verdad, sin adornos.

*Por Carlos Suberviola Zúñiga, Ainhoa Raya Jáuregui, María Carmen Aznárez Barrio, María Esther Herranz Aguirre, Daniel Prieto Fortún, María Álvarez González, Laura Casas Baquedano, Erika Gómez Larrambe, Ane Miren García Otano, Virginia Zabalza González, María Paz Campos Pérez, Nekane Gracenea Irigoyen, Ana Moncayola, Elisenda Díez Galera, Itziar Agorreta Tejedor, Adriana Izquierdo Gómara. / Equipo de UCI Pediátrica del Hospital Universitario de Navarra