En el año 2000, Aznar, con ETA asesinando, se comprometió con UPN a transferir las competencias de tráfico a la Policía Foral de Navarra. No cumplió, aunque sí que traspasó las competencias a Cataluña y retiró a la Guardia Civil de sus carreteras que fue sustituida por los Mossos. No ocurrió nada ni nadie se rasgó las vestiduras.

Ahora que el Estado cumple con Navarra, la caverna parlamentaria -PP, Vox y C’s-, al quedarse sin argumentos, da un espectáculo lamentable en donde, tras sacar a pasear a los asesinados por ETA -menos mal que no hacen política con los muertos-, vociferaron sobre vergonzosas cesiones e indignidad. Es decir, llenan la vida parlamentaria de elevados decibelios con burdas manipulaciones y mentiras rebozadas de insultos y descalificaciones de todo género para silenciar lo importante: trabajo, pensiones, educación, sanidad, impuestos...

Al utilizar el Parlamento para mentir, persiguen, con esta política de baja trinchera y nauseabundo albañal, el descrédito de la sociedad en sus instituciones.