Desde hace más de dos meses, prácticamente la totalidad de los centros deportivos de la comarca de Pamplona y la mayoría a nivel de Navarra han cerrado, o funcionan con dificultades, debido a la huelga del personal de gestión deportiva

Imagino que todas las partes implicadas: patronal, sindicatos, trabajadores, ayuntamientos... tendrán sus razones para que siga esa huelga. Los usuarios también tenemos las nuestras y solo se nos ha tomado como rehenes de un problema, que no es el nuestro. Con nuestros impuestos hemos contribuido a levantar y mantener donde vivimos las instalaciones deportivas, pero me niego a creer que este sea el único fin de esos impuestos, también queremos usarlas. Hay personas que usan regularmente esas instalaciones con fines deportivos u ociosos, otras, como es mi caso, con fines terapéuticos o de mantenimiento de nuestra salud. 

Estoy a favor de la protección del derecho de huelga pero con garantías para todos. Los derechos de cada persona están limitados por los derechos de los demás, por la seguridad de todos y por las justas exigencias del bien común, en una sociedad democrática. 

Es fácil adivinar los problemas que esta huelga podría haber ocasionado en un verano tórrido como el pasado y las consecuencias y el desgaste que hubiesen sufrido las corporaciones de nuestros ayuntamientos. Por todo ello, y como autoridad administrativa correspondiente, le pido que mediante un decreto foral establezca y fije los servicios mínimos esenciales para la comunidad para esta u otras ocasiones. No nos vamos a ir “a nadar al Arga, si esto se alarga” como pedían algunos huelguistas, ni es razonable que se par alicen las actividades de unos centros deportivos que, por otra parte, seguimos costeando además, con nuestras cuotas.