Como cada partido, varios amigos vamos juntos al Sadar, nos hemos criado ahí, sentimos el Sadar y llevamos a nuestros hijos para que mamen los mismos supuestos valores.

Unos cuantos amigos con años de socios, con nuestros hijos, socios desde su nacimiento... Niños de 3 a 9 años. Voy al baño con uno de mis hijos, vuelvo y me encuentro que el personal de seguridad intenta quitarnos la ikurriña alegando que no tenemos permiso para llevar la ikurriña. Lo mismo les ocurre a los aficionados sentados a nuestra derecha, que hay que pedir permisos, miro al frente y veo cuarenta banderas del Mallorca (normal, adecuado y compartido), le pregunto por esas banderas y me contesta que ahora las quitan. Todavía estoy esperando que vayan a quitarlas, lo mismo con las banderas que había encima nuestra. Es decir, solo quitaron la ikurriña. Ahora vamos a analizar la situación, el personal de seguridad, ordenado por no sé quién, generó una situación de violencia sobre mis hijos, creó un conflicto que no había, generando miles de pitos y malestar en el estadio, y terminó con un Sadar apagado y sin animar a su equipo.

Los valores de arraigo, respeto y lealtad cayeron, ya que nuestros hijos vivieron tensión, temor, mentiras por parte del personal, y nos obligaron quitar nuestra bandera por la cara y sin más explicaciones; y menos mal que no éramos unos destalentados o veníamos de una comida cargados de razones, entonces sí que el problema hubiera sido mucho mayor.

Osasuna, tenemos un problema, todos tenemos que ir a una, no podemos crear problemas gratuitamente, no podemos traumar y herir gratuitamente. Estas acciones hacen tambalear los valores de los que tan orgullosos nos sentíamos, y nos hacen llevar a 5 niños desde que nacieron, partido a partido. Ahora mismo, cuando mi hijo mayor de 9 años me pregunta qué pasó exactamente, y por qué paso, no sé bien qué responderle...