La Inteligencia Artificial va a ser un tema crucial este año y en los venideros por su capacidad de automatizar tareas y proporcionar soluciones innovadoras a problemas complejos. Es el caso de ChatGPT, un chatbot lanzado por la empresa OpenAI el 30 de noviembre de 2022, capaz de interactuar como si fuera un humano. Esta herramienta puede ser utilizada para la traducción de idiomas, programación o redacción de textos de forma automática. También permite generar respuestas sobre cualquier tema cuando se le pregunta, lo que lo hace muy útil como chatbot para el servicio al cliente pero tiene dos limitaciones: solo contempla información producida hasta 2021 y, a veces, se equivoca. ChatGPT se ha convertido en una herramienta muy valiosa, pero también peligrosa según las manos en las que caiga. Las primeras alarmas en encenderse han sido las de los colegios y universidades, que no han dudado en abrir un nuevo debate sobre el uso de la tecnología en las aulas. Los estudiantes utilizan esta herramienta para hacer trampas en exámenes o en trabajos, y es sabido que el plagio está penado.

Varias instituciones educativas del mundo han visto en ChatGPT una amenaza, hasta el punto de que en Nueva York y en ocho universidades australianas han prohibido su uso a los alumnos por considerarla una “trampa estudiantil definitiva”. La empresa OpenAI, en su defensa, recuerda que es un sistema de prueba y que su uso dependerá del usuario y el contexto en el que se utilice. Pero, tras las fuertes reacciones de la comunidad educativa, ha decidido trabajar en una funcionalidad para que su inteligencia artificial sea capaz de detectar un texto redactado por ella para que “no se utilice con fines engañosos en las escuelas, ni en ningún otro sitio”. España todavía no se ha posicionado, pero el Ministerio de Educación e instituciones educativas ya están estudiando esta herramienta y sus implicaciones. Por su parte, los profesores reclaman una revisión de los métodos de evaluación si esta tecnología llega a implantarse en las aulas. 

Una vez analizados los usos y riesgos de esta tecnología, es necesaria la creación de una legislación robusta que convierta a la inteligencia artificial en aliada y no en enemiga porque, si algo sabemos, es que ha llegado para quedarse.