Desde que se postuló para repetir mandato como presidente de la CEOE, se endureció. Acusó a Calviño de “postureo” por no posar en un photocall solo de hombres, sostuvo que intervenir el mercado de la vivienda “atenta contra la Constitución” -aunque en su artículo 47 recoja el “derecho a disfrutar de una vivienda digna”-, criticó con dureza los impuestos especiales a banca y energéticas que nos están sangrando y demonizó la subida de pensiones, entre otras. Ahora sabemos que todo esto acaecía cuando era un autónomo que facturaba su salario a la CEOE, que él mismo dirigía. Es decir, Garamendi era un falso autónomo de postín, pues tenía despacho, coche y un sinfín de etcéteras a cargo de la CEOE.

Además, tan duro él, rehusó sentarse a la mesa de diálogo para abordar el incremento del SMI. Sin embargo, él, por unas cosas y otras, se subió el sueldo un 8,5% hasta los 380.000 €, el doble que Jerome Powell, presidente de la FED.

A partir de ahora, ¿osará demandar moderación salarial?