En este segundo escrito relacionado con los retos de la Comarca, voy a tratar el delicado y complejo tema de los residuos.

Los ayuntamientos de la Comarca delegan en la Mancomunidad la recogida y tratamiento de sus residuos domésticos. Es una buena forma de organizarse, optimizar recursos y, en consecuencia, de ahorrar costes. Los resultados han sido en general buenos, la Comarca siempre ha estado a la cabeza del Estado en la recogida y recuperación de materiales, y este hecho se reconoce a menudo en congresos, premios y publicaciones.

Es conocido, sin embargo, que seguimos enterrando miles de toneladas en un vertedero que tenemos que clausurar ya. Para ello se ha diseñado un plan que pasa por la construcción de un centro de tratamiento de residuos y una mejora sustancial de la recogida, especialmente de la materia orgánica. Tras haber solucionado el Gobierno los problemas formales con la tramitación del PSIS, que retrasaron la obra, esperamos empezar la construcción del centro esta primavera, aunque lamentablemente sin conseguir entablar aún un diálogo con el Ayuntamiento de Noáin-Valle de Elorz que facilite el proceso, acorte plazos y sea beneficioso para ambas partes, que lo podría ser. Cada día de retraso son muchas toneladas bajo tierra en el vertedero emitiendo gases de efecto invernadero durante décadas, renunciando a su aprovechamiento como combustible para las villavesas y camiones de la Mancomunidad.

En lo que se refiere a la recogida, somos casi 400.000 personas y unas 400 poblaciones. En las localidades pequeñas hemos optado desde hace años por el tratamiento kilómetro cero, con compostaje. Ya hay 4.300 familias en ello y cada vez la ciudadanía es más consciente de la riqueza que supone la materia orgánica en un pueblo. En las zonas urbanas (algunas de las más densas de toda Europa) se ha optado por los contenedores inteligentes cerrados, que son los que se van a acabar instalando en todas las ciudades donde no se haga el puerta a puerta. Ya lo verán. Por de pronto los resultados están siendo espectaculares, pese a la polémica habitual cada vez que hay algún tipo de cambio con los residuos. Se puede argumentar que su uso es algo más complejo y es verdad y trabajamos en mejorar, pero de ninguna forma cuestionar unos resultados que nos colocan en primera división europea. Efectivamente, estamos consiguiendo ya entre todos y todas que miles y miles de toneladas de materia orgánica dejen de contaminar, se conviertan en una fuente de recursos, vuelvan a la tierra enriqueciéndola y generen energía.

Aquí lo único que pedimos a los ayuntamientos es que nos apoyen, tratamos con los residuos de su ciudadanía. Es innegable que las normas deben cumplirse para vivir en sociedad, y que desgraciadamente no hay otro remedio a veces que vigilar y sancionar a quienes no lo hagan. Por eso se ponen decenas de miles de multas de tráfico cada año en la Comarca o se instalan cientos de cámaras en la vía pública. Los residuos no deben continuar siendo una excepción a esto y por eso mismo, para defender un servicio público, como se hace en otras ciudades, hay que sancionar a quienes tiran bolsas de basura al suelo o las depositan en el contenedor que no corresponde, estropeando la labor de la mayoría. De otra forma, y si se sigue mirando para otro lado, a la Mancomunidad no le quedará otro remedio que finalmente desarrollar su propia policía de residuos, lo que supondría evidentemente un gasto extra a cargar en el recibo.

Estamos en el buen camino, tenemos un plan y está funcionando, vamos a remar todos y todas en la misma dirección y aumentaremos así la velocidad en aminorar nuestros costes y nuestro impacto ambiental. ¡Y en cumplir la Ley!!

El autor es presidente de la Mancomunidad de la Comarca de Pamplona por Independientes. Alcalde del valle de Ollo