Hoy celebramos el Día Mundial de las Personas con Síndrome de Down, una alteración genética en el cromosoma 21 que provoca discapacidad intelectual.

En los más de 60 años que Anfas lleva trabajando por mejorar los derechos y la calidad de vida de las personas y las familias con esta discapacidad y otros trastornos, han cambiado muchas cosas. Para empezar, la mirada de las propias familias y de la sociedad en general, de la vergüenza y la ocultación en los años 60 a la normalización y los avances en inclusión actuales. Para seguir, ha cambiado la esperanza de vida, aumentándose en más de 20 años. Por tanto, han variado también las necesidades. Tenemos personas con síndrome de Down en proceso de envejecimiento, personas que se jubilan y necesitan y demandan nuevos servicios que se adapten a sus nuevas circunstancias. Contamos con una atención temprana garantizada y universal y cada vez más programas de promoción de la autonomía personal, que tienen como consecuencia cotas más altas de desarrollo personal. Ante esta realidad la demanda es la inclusión laboral: oportunidades reales de empleo, ya que sólo el 17,6% de las personas con discapacidad intelectual tienen trabajo actualmente. También la vida independiente. Nuevos modelos que se alejan de las grandes residencias y la institucionalización y que promueven los apoyos y la vida en comunidad. Necesidad de estar incluidos plenamente en la sociedad, desde la educación hasta el empleo pasando por el ocio. Ocio inclusivo que es uno de los derechos de la Convención de Personas con Discapacidad al igual que la accesibilidad universal. Asuntos en los que, a pesar de los avances, sigue quedando mucho por hacer.

Y en ese quehacer diario y real hay que avanzar en conocimiento, por eso la campaña que Down España propone este año, y a la que nos unimos las entidades del movimiento de Plena Inclusión, dice: No somos un estereotipo: Somos mucho más. Que tiene como objetivo cambiar la forma de ver de las personas con síndrome de Down, una forma de mirarlos que a menudo está cargada de prejuicios y estereotipos que dificultan su inclusión en la sociedad.

El autor es presidente de Anfas (Asociación navarra en favor de las personas con discapacidad intelectual o trastornos del desarrollo y sus familias)