Es preciso llegar hasta el final de la catarsis, no dejarla a medias. Sólo resta coronar un largo proceso de revisión de su pasado; sólo queda una nueva conquista sincera, un último gesto para dilapidar el residual orgullo. Valentía para ser, valentía para algo tan sencillo y humano como sencillamente declarar que “nos equivocamos”. 

Valentía para mirar al mañana aligerados de insoportable peso. Exclusivamente la falta de solicitud de perdón margina a Euskal Herria Bildu de las instituciones que en Euskadi y Navarra en cabalidad merita. Sólo la solicitud de un elemental y debido perdón posibilitaría que tomara el bastón de mando donde les es debido. El último tiro tiene ya 13 años de lejanía, se va apagando felizmente su bárbaro eco, pero se impone un auténtico mea culpa por su fatal detonación.  

Bastaría el atrevimiento pendiente, sincera contrición por el silencio cómplice ante la violencia, cuando no el jaleo. Buena parte de la ciudadanía, por supuesto las causas de progreso, por supuesto ellos mismos serían los beneficiados. Las fuerzas conservadoras van a tomar en Navarra la máxima autoridad en diferentes ayuntamientos por falta de ese perdón debido a la sociedad. Hubo mutismo, cuando no respaldo al brutal atropello desatado contra el diferente. 

Esta historia se repite desde hace ya años tras las elecciones municipales y autonómicas. Ha llegado ya el momento de dar el último paso valiente. Tantos y tantas lo celebraríamos.