No hay medio de izquierdas que le atice tantas veces y con tanta visceralidad a Antonio Garamendi como La Razón. La inquina que siente el director del diario azulón, Francisco Marhuenda, por el presidente de la CEOE es digna de estudio psiquiátrico-veterinario.

"No entienden que la retribución del primer funcionario de la CEOE tiene que estar a la altura de la clase social a la que ha conseguido, por fin, acceder"

Francisco Marhuenda (La Razón)

Y hoy el obsesivo atizador lo tenía a huevo, después de conocerse que Garamendi ha pasado de ser autónomo a tener un contrato laboral por el que cobrará 400.000 leureles anuales. Ante ese caramelo, Marhuenda tira de choteo irónico: “No entienden que la retribución del primer funcionario de la CEOE tiene que estar a la altura de la clase social a la que ha conseguido, por fin, acceder. Ahora ya puede ingresar en la orden de Calatrava, Santiago, Alcántara o Montesa, aunque creo que merece hacerlo en todas ellas a la vez. A la espera de lograr un título nobiliario que le otorgue nobleza de sangre ahora alcanza la del parné y ya se sabe que «poderoso señor es don Dinero». No entiendo las críticas de los que consideran que no debería cobrar un sueldo. No es rico de cuna y no es empresario, por lo que es lógico que entre todos le ayuden a dorar los blasones familiares”.

"Flaco favor acaba de hacer Antonio Garamendi al conjunto de las empresas españolas"

Editorial de La Razón

Como eso no era suficiente, en el editorial le sacude otra yoya, esta vez sin cachondeos y, faltaría más, sin privarse de utilizar el comodín social-comunistas: “En las actuales circunstancia, no es posible ocultar que el ninguneo del Gobierno de coalición social-comunista a los intereses de los empresarios, patente en la última subida del SMI, acabará siendo una constante en el tramo final de la legislatura. Flaco favor acaba de hacer Antonio Garamendi al conjunto de las empresas españolas. Y mucho más flaco, si cabe, al prestigio de una institución que debería estar comprometida con quienes crean riqueza en medio de demasiadas dificultades”.

Cada loco, con su tema. Cada amanuense, con su obsesión. Una de las preferidas de Federico Jiménez Losantos es Sánchez y la santa compaña. Así se desfoga hoy en El Mundo: “Sánchez y sus socios culminan el proceso que, de la mano de la ETA, hace nacer la democracia no cuando los ciudadanos nos estrenamos como tales en las urnas, en 1977, sino en 1985, cuando el GAL dejó de matar. Así que González fue, en su primera legislatura, gobernante franquista; y en la última, agresor sexual en cuadrilla y legislador favorable a la violación. Esto tiene una ventaja comparativa: González sólo habría sido presidente legítimo en dos legislaturas, como Zapatero y, si nos suicidamos, Sánchez, que, con la precuela de la moción, va por el quinto. Sí: hay quintos malos”.

"Pasará la tormenta del odio y la envidia. Pero quizá, Dios lo evite, sin darle tiempo al Rey Juan Carlos a disfrutar de su casa y de su país"

Alfonso Ussía (El Debate)

De fijación a fijación, la de Alfonso Ussía es el mal trato que se dispensa al pobrecito campechano aparcado en el Golfo por ídem. Esta vez se queja el columnero estrella de El Debate sobre el embajador español en la zona, que debió de hacerle un feo al abuelo de Froilán: “El embajador en los Emiratos, Íñigo del Palacio, tiene la orden adversa. Despreciar y humillar al Rey Juan Carlos I siempre que sea necesario, y la cumple a la perfección. No es un alto funcionario del Estado. Es un militante activo y obediente de un Gobierno sostenido por el estalinismo de Podemos, el separatismo demencial de ERC, y los herederos de la ETA. Pasará la tormenta del odio y la envidia. Pero quizá, Dios lo evite, sin darle tiempo al Rey Juan Carlos a disfrutar de su casa y de su país”.

También a cuenta del rey viejo, Abel Hernández se marca un dos por uno en La Razón que incluye a Mario Vargas Llosa. Y como nexo entre ambos el buen trato que da Francia a personajes tal mal tratados, según él, Pirineos abajo: “Contrasta esta visión positiva, de amplias miras, con la zarrapastrosa y cicatera actitud de determinados sectores políticos y mediáticos españoles hacia la figura del rey bajo cuyo mandato llegó la democracia y la prosperidad a España. Ni siquiera le dejan pasar tranquilo en su patria los últimos años de su vida. El ejemplo francés, tanto incorporando a Vargas Llosa a la Academia como acogiendo como le corresponde a Juan Carlos I, merece ser puesto de relieve con envidia y gratitud”.

¿Y no hay nada de la decisión del TC de tumbar, con trece años de retraso, el recurso del PP a la ley del aborto de Zapatero? Pues menos de lo esperado y escrito casi al ralentí, como esto que apunta el editorialista de ABC: “La constitucionalidad de una norma no solventa ni su idoneidad jurídica ni su cualidad moral. La falta de unanimidad entre los magistrados, y la abierta intención política con la que durante demasiado tiempo se ha postergado este pronunciamiento demuestran que los conflictos morales implicados en la cuestión del aborto rebasan, con mucho, el propio acto legislativo”. Algo así como que las uvas están verdes.

Sin hiperventilar mucho más, también en el vetusto diario, Ignacio Camacho se tienta las ropas ante las próximas sentencias que pueden ir llegando del renovado constitucional, ahora presidido por uno de los malos oficiales: “A Pumpido se le podrán reprochar muchas cosas menos falta de capacidad de trabajo, y con esa correlación de fuerzas a su favor puede ir de carpetazo en carpetazo. Después del aborto, pendiente desde los tiempos de Zapatero, vendrán la eutanasia, el nuevo ordenamiento educativo, el 'sí es sí' y demás perlas legislativas del mandato de Sánchez”.

"Irene Montero llegó a donde llegó arrodillada, según se cuenta, muy devota entregada a actos suplicantes y con la boca llena"

Zoe Valdés (Libertad Digital)

Y para el final les he reservado un vertido de chapapote dialéctico firmado por Zoe Valdés. Está a la altura, es decir, a la bajura, de la barbaridad de ese alcalde del PP que se hizo famoso ayer: “En cuanto a la otra [Irene Montero], la que llegó a donde llegó arrodillada, según se cuenta, muy devota entregada a actos suplicantes y con la boca llena, resulta que también se disfraza del Chepas, y hasta inclina el cuello para sacar e imponer giba, se amarra en pelo en una coleta, finge premura airada (no sabe hablar de otra manera como no sea colérica), inicia un caminado que ni Pedro Navaja, así, de un lado a otro, mano hundida en el bolsillo del pantalón, todo muy machorro; porque a la vez que intenta que el público recuerde al ex vice vicioso, aquel que anhelaba golpear a una periodista hasta hacerla sangrar, también ofrece la visión lésbica como crota potente (‘empoderada’ no existe), o sea, ¡semejante a un varonil verraco quoi!”. No hay palabras.