aya anuncia ahora que se va a gastar 100.000 euros del Ayuntamiento de Pamplona -no de su bolsillo, claro-, para colocar una gran bandera de Navarra sobre un mástil de 30 metros en la Plaza de los Fueros. Ni siquiera llega a la categoría de ocurrencia. Es una inmensa tontería. La bandera de Navarra ya luce en los edificios de todo tipo de instituciones y organismos oficiales por toda Iruña y todos los pueblos, villas y ciudades de Navarra. Y se visualiza habitualmente en actos públicos, desde eventos deportivos y fiestas a manifestaciones de índole diversa. Es un derroche de dinero público absurdo e innecesario. Lo digo porque a partir de ahora cada vez que Maya repita la mentira de que a las navarras y navarros nos crujen a impuestos se le podrá recordar como despilfarra los impuestos y tasas que pagamos los pamploneses y pamplonesas en Iruña. Es además una cortina de humo a costa del erario público para desviar la atención de la opinión pública de la sucesión de fiascos y rectificaciones como alcalde. Y otro burdo intento de UPN de hacer un uso partidista de lo que es un símbolo común de Navarra. De hecho, la banderita tamaño XXL se anuncia un días después de que tuviera que admitir que su anterior ocurrencia de colar en medio de los Sanfermines de este 2022 un macroconcierto de categoría internacional ha sido un fracaso. Se trata de ocultar la realidad de una pésima gestión municipal en la que las ocurrencias son la única salida a la falta de ideas y propuestas de Navarra Suma en Iruña. Y como las ocurrencias en política siempre son malas consejeras y siempre terminan mal ahora Maya necesitan envolverse en la bandera de Navarra para intentar enterrar la memoria de los desastres y desmanes de su acción municipal. Los Sanfermines que llegan son especiales, siempre son especiales los Sanfermines, y este año con el añadido de dos años sin celebrarlos más. No necesitan ni una gran bandera ni tampoco esa cansina ansia de protagonismo que intenta Maya cada semana anunciando cualquier nueva patochada que acaba en nada. El gafe de Maya ya está cogiendo mala pinta para los Sanfermines. Casi mejor que el señor alcalde deje fluir a los Sanfermines a su aire de siempre y que más allá de cumplir con las obligaciones del Programa Oficial -pocas e irrelevantes-, se dedique como el resto de los pamploneses y pamplonesas a sentir, vivir y disfrutar de los Sanfermines reales como un ciudadano más, de sus rituales y de sus costumbres, de los encierros y de la única gran Feria del Toro que queda en el mundo, de la familia, de los amigos, de los retornos de quienes están lejos y de la llegada de quienes vienen de visita. Que contribuya a mostrar la verdadera esencia de estas fiestas y sus valores que son muchos: acogimiento, solidaridad, empatía, respeto, alegría, compañerismo, cultura propia... Que forme parte de ese gran grupo de voluntarios que con su trabajo diario en peñas, sociedades, colectivos... hacen posible que los Sanfermines sean cada año unas fiestas sin igual. Son esos valores populares de las fiestas los que deberían centrar la imagen exterior de los Sanfermines. No es tan complicado. No hay que inventar nada. Pero deje ya en casa sus ocurrencias, deje de crear falsas expectativas por simple protagonismo político y deje de apropiarse de unas fiestas que son de todas y todos, no un patio particular del señor alcalde.