El fenómeno de los incendios forestales se ha convertido en uno de los mayores problemas ambientales que sufren los montes y campos en la Península Ibérica, y este verano lo ha sido una vez más.

En lo que respecta a nuestra comunidad, según el Departamento de Interior del Gobierno de Navarra, entre el 15 y el 24 de junio tuvieron lugar los incendios más devastadores de la historia desde que se tienen registros, que carbonizaron 15.000 hectáreas y obligaron al desalojo de unas 9.000 personas por el avance de las llamas. El incendio que más superficie alcanzó fue el que afectó, entre otros, a los municipios navarros de Uterga, Legarda, Obanos, Muruzabal y Puente La Reina, con un área cercana a las 6.200 hectáreas.

En los momentos post incendio en que nos encontramos, ya se ha celebrado una reunión entre el Departamento de Desarrollo Rural y Medio Ambiente del Gobierno de Navarra y varios ayuntamientos. Concretamente, el pasado 18 de agosto, tuvo lugar una reunión del director general de Medio Ambiente, Pablo Muñoz, con los alcaldes de Lerga, San Martín de Unx, Ujué, Gallipienzo y Eslava, para abordar la recuperación de los bosques quemados.

Ahora bien, desde la ciudadanía, son muchas y muchos los que nos preguntamos: ¿Qué hay que hacer después de los incendios?, ¿cuáles son los pasos a seguir después de un incendio forestal? Estas preguntas y otras muchas, surgieron en la reunión abierta que se convocó el pasado 10 de agosto en la Casa de Cultura de Obanos por parte de vecinas y vecinos afectados. En dicha reunión, que se celebró con gran asistencia de público, se plantearon muchas cosas que habrá que seguir debatiendo, y a las que también deberían responder nuestros ayuntamientos y el Gobierno de Navarra.

En la citada reunión, hubo algunos de los asistentes que plantearon que, aunque las personas en muchas ocasiones simplificamos la realidad para comprenderla, la naturaleza tiene su complejidad y casi nunca hay una respuesta única. Así pues, se comentaron distintas cuestiones, como que, en primer lugar, hay que hacer un diagnóstico: el tipo de fuego, el ecosistema, la frecuencia, la recurrencia y la intensidad del fuego; y también, el tipo de fauna y flora afectada.

Otro de los temas que surgieron, es si hay que repoblar lo antes posible y tratar de volver cuanto antes al verde de la vegetación anterior al incendio. Sin duda, un incendio genera en la gran mayoría de la población, tristeza, rabia, frustración, indignación… y como, a veces, no sabemos gestionar nuestras emociones humanas, tenemos la necesidad de actuar rápidamente. Tras el drama de un incendio forestal, surge la necesidad de restablecer la masa forestal lo antes posible. Sin embargo, se habló de que no es la primera medida que se debe tomar. Las primeras actuaciones serán favorecer la regeneración natural de la cubierta vegetal. Y habrá que esperar todavía un tiempo para ver si esa regeneración natural se produce, y si no es así, será necesaria la mano del ser humano, y, por tanto, la repoblación, que, a juicio de los allí presentes, habrá que hacerla con especies autóctonas, que son las que mejor se adaptan a la sequía y a los incendios.

A la hora de qué hacer con la madera quemada, que por cierto en estos días se está realizando la extracción de la madera y los procedimientos de venta por parte de algunos ayuntamientos, se vino a decir en base a lo que han afirmado diversos expertos que las investigaciones y estudios realizados dejan claro hoy día que la madera muerta es un elemento fundamental en el funcionamiento de los bosques y para promover su regeneración natural. Por lo tanto, se debe permitir que la madera muerta toda o parte de ella permanezca en su sitio.

Otro aspecto que se valoró como muy importante es la necesidad de máxima información y trasparencia por parte de los ayuntamientos y del Gobierno de Navarra sobre sus planes, y ampliar los intercambios de opiniones y la discusión, a otros sectores de la sociedad, como asociaciones ecologistas, forestalistas, de recuperación de los bosques autóctonos, organizaciones agrarias, vecinas y vecinos afectados, que creemos que tienen muchas cosas que decir.

Y, por supuesto, aprender sobre las causas que han motivado los incendios y la importancia de la prevención real y eficaz durante todo el año. Los incendios no son un fenómeno del verano, sino que se extienden a los 365 días del año. En la prevención de incendios, sobre todo en cuanto a la rapidez de expansión y voracidad, habrá que tener muy en cuenta a la ganadería y a la agricultura intensiva que generan monocultivos de gran extensión y facilitan la propagación del fuego.

En el contexto actual donde se genera el fuego, es de capital importancia tener en cuenta que los incendios forestales se previenen y apagan a la hora de negociar los presupuestos, y entonces es cuando se puede ver si realmente se quieren poner en marcha políticas de gestión forestal y reactivación del sector rural. En este sentido, hay que ayudar realmente, económica y socialmente, la recuperación de la vida rural para que los pequeños ganaderos y agricultores puedan mantenerse frente a las grandes explotaciones y de esta manera con agricultura y ganadería extensiva crear la suficiente biodiversidad de campos y mantenimiento y limpieza de bosques con el pastoreo que disminuya la rapidez de propagación y la intensidad de los incendios.

Es totalmente necesario el empoderamiento de vecinas y vecinos en la gestión y mantenimiento de los bosques y comunales. Un ejemplo es Berdesia, una asociación que surgió en 2016 por iniciativa de un grupo de personas de Tafalla con el objetivo de crear un entorno verde protector y permeable, todo un mosaico formado por bosquetes y cultivos ecológicos que constituya una estructura verde perimetral en dicho municipio. Su presidente, Mauricio Olite, que estuvo también presente en Obanos, nos informó de los trabajos que vienen realizando, entre otros muchos, la recuperación por parte de la asociación de semillas autóctonas y la creación de su propio vivero para replantación con actuaciones concretas.