El Alesves de Villafranca cumplió el año pasado cien años de existencia. Sus estatutos y reglamento fueron presentados al Gobierno Civil el 8 de mayo de 1922 por Nicolás Jiménez, director de la Escuela, y José María Victoria, alcalde de Villafranca.

Sus socios fundadores, de acuerdo con el acta del 18 de junio, fueron: “Miguel Celorrio, Alfonso de Soto, Luis Beorlegui, José Áriz, Víctor Hernández, Ricardo Merino, Luis Álvarez, Julián Arana, Jesús Yetano, José Mª Barasoain, Adauto Ruiz de Mendoza, Alejandro Jorge, Abelardo Abascal, Lázaro Sánchez, Luis Lavín, Epifanio Malo, Juan Áriz, Marcos Áriz, Jesús Pérez, Emilio Martínez Berberana, Gregorio Yetano, Manuel Álvarez, Rafael Hernández y Nicolás Elcuaz”.

De esta asamblea fundacional surgió su primera directiva que tuvo carácter de honorífica, formada por “presidente, José María Victoria; secretario, Nicolás Jiménez; tesorero, Miguel Celorrio; vocal 1º Felipe de Saleta; vocal 2º Antonio Contreras; vocal 3º Aurelio Jiménez; vocal 4º Esteban Deán”. Por la comisión técnica, el capitán del primer equipo Luis Deán, Alfonso Soto y Jesús Beorlegui. Jefe de material, José Ariz”.

Modesto Font, en nombre del Gobernador, le dio su plácet el 22 de junio.

Transcurrido el año, se eligió nueva junta con un carácter más técnico. El día 22 de mayo de 1923, estaría formada por “Manuel Álvarez, presidente; vicepresidente, José Ariz; secretario, José Yetano; tesorero, Jonás Arizu; vocales: José Marcalain y Bienvenido Ezcurra. Capitán del primer equipo: Pelayo Sánchez”.

A pesar de que las fechas canónicas de su registro en el Gobierno Civil y de su fundación datan de 1922 no significa que no se jugase al football en el pueblo. Se venía practicando desde 1920, incluso antes, por una peña de amigos, entre ellos los hermanos Áriz: Marcos, Ubaldo, Domingo y José, estudiantes en el colegio de Lecaroz, donde se practicaba el football, conocían el reglamento y, como hijos de pudientes que eran, disponían de balones para practicarlo.

Sabemos por otros escritos que lo hicieron en el El Juncal, un terreno de juncos, “cemento de badina” (Pelayo dixit), propiedad de Emilio Martínez. En él se jugaron la mayoría de los partidos desde 1920 a 1924. Algunos de ellos lo harían en unas eras, propiedad de la familia Áriz, junto al campo actual de El Palomar.

El primer partido jugado como Club Deportivo Alesves fue el 14 de mayo de 1922 con el Club Deportivo Palmira de Castejón. El pueblo navarro dio cuenta de ello el 20 de mayo. El Alesves ganó por 3 a 1, lo que fue un buen augurio y el inicio de una esperanza apenas truncada a lo largo del tiempo. Luego, jugaría con el Club Esperanza de Tafalla con estos titulares: Federico del Castillo, J. Áriz, Luis Deán, Luis Lavín, Jonás Arizu, Manuel Álvarez, Gregorio Yetano, Agustín Mendiola y los hermanos Sánchez, Pelayo y Cándido.

En 1924, cambió su emplazamiento deportivo al mítico El Barbal, un terreno, en tiempos comunal, y ahora propiedad del Conde Rodezno que lo cedió al pueblo para la práctica del football. El primer partido se jugó el 24 de agosto de 1924, contra el Muskaria de Tudela, venciendo por 3-2. El Barbal sería el escenario de todos los partidos del Alesves hasta el 15 de septiembre de 1952, fecha en que se inauguró El Palomar, construido por el pueblo, tras muchos esfuerzos, en auzolan. El Alesves jugaría con Osasuna para celebrar dicho acontecimiento. No todos los pueblos de la zona disponían de un campo de fútbol. Era un lujo.

En ese año, el Alesves fue, también, noticia porque en enero fue invitado a participar en el torneo Copa Amézola Marcelino, desplazándose a Haro jugando con el España de Logroño, Mirandés y Haro. Supuso un gran desembolso para los jugadores, pues pagaron los desplazamientos de sus bolsillos.

En 1926, la Junta Directiva del club organizó el Torneo Copa Alesves, entre el CF Castejón, Unión Deportiva de Rada y el Acero de Olite. Todo un hito deportivo en la Ribera.

Fundada la Federación Navarra de Fútbol, en 1928, el Alesves solicitó su ingreso el 15 de diciembre, pero las exigencias económicas impuestas por aquella, supuso que muchos clubes modestos, entre ellos el Alesves, atravesaran una grave crisis institucional. El hecho de no participar en la competición oficial de la Federación no le impidió jugar partidos con distintos clubes de la zona, incluido el Turiaso, de Tarazona.

En 1947, celebró sus bodas de plata. Osasuna hizo el honor al Alesves desplazándose a Villafranca. El partido lo arbitró Ubaldo Áriz, exjugador de Osasuna. Por los negros jugaron Arana, Salvatierra, Jorge, Eloy, Saro, Los Arcos, Pejenaute, Lostal, Satur, Heredia y Candidín. Ganó Osasuna 6 a 1, pero “fue una jornada inolvidable que Villafranca no olvidará en mucho tiempo”.

En la temporada 1955-1956, siendo su presidente, Ángel Las, ascendió a Tercera con este equipo: “Pedrito, Coplin, Osés, Armijo, Luis Campos, Segura I, Mari, Mayayo, Pepe Luis, Glaría II y Serafín”.

A propósito de su vestimenta toda ella de negro, escribió C. Sánchez: “El color de nuestras camisolas, juzgado alguna vez de chabacano y de tétrico, tiene un origen de afecto local. El pendón municipal de Villafranca ostenta este obscuro colorido, ornado con el águila unicéfala que forman el escudo de nuestro pueblo y el emblema del Alesves Club Deportivo”. En la temporada 1949-1950, la Federación obligó al club a cambiar el pantalón negro por el blanco para evitar su confusión con el taparrabos del árbitro. En cuanto a su nombre, era un homenaje al topónimo antiguo de la villa, Alatshotz, de donde Alesués.

Los negros nunca dejaron indiferente al público que lo vio jugar. Como botón de muestra valga este fragmento dedicado a su forma peculiar de hacerlo “(Los negros) refractarios a toda autoridad impuesta, ellos mismos fijan su trabajo confeccionando el calendario deportivo y autoentrenándose suplen con su inspiración, fruto de un entusiasmo ilimitado, la falta de una dirección técnica más o menos enojosa y siempre costosa. Es una agrupación deportiva de lo más añeja; su único móvil es hacer deporte; no hay juntas que bastardeen este fin; ni maten el entusiasmo de los jugadores con intromisiones extemporáneas. Aunque parezca paradoja, es el equipo más individualista que pisa las canchas. Es para el deporte lo que la escuela de Yasnaia Poliana (de León Tolstoi) para la educación” (La Voz de Navarra, 18.8.1928).

Todo un modelo a seguir.