La razón fundamental por la que nosotros, como socialistas, decidimos participar en el Foro Social Permanente estuvo motivada por la necesidad de intentar abordar las consecuencias del ciclo de violencia terrorista que sufrimos en Navarra, así como favorecer la convivencia una vez que ETA había dejado de matar en el año 2011. Y lo hicimos porque nuestra estrategia en todas las cuestiones de práctica social las orientamos en conseguir la unidad de los movimientos sociales para poder liberar los obstáculos que se suponen taponan las respuesta en todos los derechos ciudadanos, en las reivindicaciones que se plantean en los diferentes contextos, muy especialmente los referidos a los derechos humanos como es el caso que nos ocupa.

Nuestra participación se inició en el año 2016, algo antes de la segunda conferencia de Aiete, con la perspectiva y la firme voluntad de defender la verdad, la justicia y la reparación de todas las víctimas: las de ETA, las de Estado y la de los cuerpos policiales y de la extrema derecha, en definitiva, defender también lo que hasta entonces parecía ser un tabú: los derechos humanos de los presos, así como los de todas las personas torturadas en nuestra comunidad, lo que exigía por nuestra parte colaborar, escuchando las opiniones que pudiesen mantener otras personas y otros colectivos políticos, sociales y sindicales para avanzar en la paz y la convivencia.

Al principio nos extrañó que nuestra decisión de involucrarnos en ese espacio colectivo fuera considerada por algunos de nuestro entorno de izquierdas de ingenua y, nada comprendida, dado que el Foro Social Permanente se consideraba por esas personas un montaje de la IA y, por ello, poco o nada podíamos hacer. Sin embargo, a nosotros no nos parecía cierta esa consideración porque no lo habíamos intentado en la práctica, y sin duda, por otra parte, era una necesidad ineludible intentar hacer lo posible para superar los bloques durante años enfrentados para conseguir la comunicación y la convivencia entre los ciudadanos navarros y, por qué no decirlo, poder pactar en el futuro políticas sentidas por los ciudadanos entre partidos, hoy enfrentados, con programas sociales y civiles muy similares, toda vez que ya nadie estaba del lado de ninguna violencia.

Durante años, en cada atentado de ETA, habíamos escuchado decir a todos los políticos del arco democrático que la violencia era una lacra que tenía que terminar por el daño que hacían las acciones terroristas a las víctimas y a toda la sociedad, y que, en la ausencia de violencia, todas las ideas podían defenderse democráticamente con la palabra, incluida la independencia, pero habían pasado cinco años desde el año 2011 y algunos políticos ese compromiso con la sociedad lo habían vulnerado, con el argumento falaz de que ETA seguía existiendo, contrariando y tergiversando la verdad, el motivo era conseguir rédito electoral, generando al mismo tiempo crispación social.

En ese sentido, en Navarra, el Foro Social Permanente nos propusimos la tarea de ofrecer las herramientas que estuviesen a nuestro alcance para ayudar a la sociedad civil a desatar los nudos en el que estábamos inmersos y que seguían atenazando la resolución de las consecuencias del ciclo de violencia para abordar los principales retos del proceso de paz, preservando la verdad y la memoria para afrontar el pasado con honestidad y establecer las bases para la convivencia futura, convirtiéndonos en una referencia importante en los avances que han tenido lugar en el contexto del proceso de paz, así podemos citar como muy relevantes el desarme civil y la disolución de ETA, ambas verificadas por la comunidad internacional.

Desactivando y acabando también con la excepcionalidad penitenciaria e impulsando desde los espacios sociales la construcción de una memoria crítica e inclusiva que respete todos los relatos, avanzando así hacia un proceso de paz integral que siente las bases sólidas de la no repetición y que nosotros consideramos que, tras las elecciones de 2019 tanto el gobierno de coalición de España presidido por Pedro Sánchez como el gobierno de coalición de Navarra presidido por María Chivite, podían escuchar y favorecer ese trabajo que otros mandatarios en el pasado habían bloqueado.

Cada paso dado nos impulsaba al siguiente, con los mejores sentimientos, generando las mejores emociones entre los diferentes participantes, al seguir avanzando y construyendo sociedad civil consciente, como es el hacer posible la mejora de los derechos humanos de todas las víctimas, exigiendo también el paso a tercer grado de los presos y el acercamiento a las cárceles a su lugar de origen, como derechos humanos a defender y respetar.

Pero si algo nos ha impresionado profundamente durante este tiempo de trabajo es, sin duda, el escuchar los relatos y testimonios de violencias sufridas por personas de ideas y motivaciones bien diferentes, pero con el mismo dolor, en este sentido de verdad, se ha revelado por estas personas que han participado en los diferentes encuentros en el Salón del Parlamento de Navarra, que las diferentes violencias sufridas sean producidas por torturadores o por asesinatos de ETA, por los cuerpos policiales o el Gal han causado el mismo sufrimiento y el mismo dolor lacerante a quienes las habían sufrido.

No ocultamos las emociones positivas producidas por el colectivo, cuando las instituciones de Navarra se comprometieron con el proyecto de convivencia, pues este era uno de nuestros objetivos desde la génesis del Foro Social, cuya tarea no era otra que llegar a la unanimidad de apoyos del Parlamento Foral, porque puede decirse que es justo y honesto perseguirlo, y porque la exigencia de “justicia” que defendimos, es “la verdad de la política”, su “verdad moral”, dado que es el espacio esencial el del parlamentario donde se debieran llevar los debates de la relación entre “ética y política”, como cuestión de especial interés de la ciudadanía que participa en la vida política de su comunidad.

Y sí, nos parece que acertamos al ver que casi todos los objetivos que nos habíamos planteado en el Foro Social se han materializado en la práctica, con la estimable ayuda del coordinador y compañero Agus Hernan, por su capacidad didáctica y experiencia de trabajo en grupo, por lo que siempre será una persona por nosotros muy querida.

Por otra parte, es preciso señalar, como socialistas de izquierdas, que tan lejano parecía en 2016, y que siempre habíamos defendido, el hecho de que se configurasen gobiernos de coalición progresista en Navarra entre las diferentes fuerzas políticas de ámbito estatal como PSN, Podemos e IU con los nacionalistas de Geroa Bai y con el apoyo parlamentario de EH Bildu. Siendo importante nuestra aportación en aquellos años para crear esas condiciones favorables a los actuales acuerdos de gobierno entre las diferentes fuerzas progresistas, los cuales están siendo positivos para el conjunto de la ciudadanía navarra.