Desde mediados de marzo, la temperatura superficial de los océanos del planeta Tierra ha sido mayor que en cualquier otro momento desde al menos 1982, lo que genera una gran preocupación entre algunos expertos en clima ya que este es uno de los mejores indicadores sobre el calentamiento acelerado que está experimentando nuestro planeta. Hay que advertir que muy probablemente esa fecha se pueda remontar a miles y miles de años en el pasado. Y es que aguas de los océanos que estén más cálidas tienen enormes consecuencias para las zonas continentales, ya que con seguridad contribuyen a eventos climáticos y meteorológicos extremos más frecuentes y severos, desde tormentas y precipitaciones en forma de diluvios hasta olas de calor y devastadores incendios forestales. No solo es eso, los impactos en la vida marina son tremendos ya que se está comprometiendo la cadena alimentaria global, junto a que la fusión de los hielos y la expansión de mares y océanos amenaza ya a los 230 millones de personas que viven a menos de un metro sobre el nivel del mar. Además, el calentamiento observado en el océano se está acelerando de tal forma que los modelos climáticos no han sido capaces de anticipar con suficiente pericia ni exactitud.

Este pico de temperatura se ha detectado por una red de barcos, boyas y satélites, y probablemente se deba a la combinación de un fenómeno climático emergente llamado El Niño, que tiene su origen en el Pacífico tropical y otra tendencia que preocupa mucho más a la ciencia, la del calentamiento subyacente de las aguas oceánicas. Cuando un evento de La Niña da paso a la fase del Niño, como está sucediendo ahora, grandes cantidades de calor del océano que estaban almacenadas bajo la superficie del océano afloran hacia arriba y se lleva ese calor de vuelta a la superficie. El resultado es un aumento considerable en las temperaturas de la superficie del Pacífico tropical y del océano global durante la transición, junto con innumerables cambios en los patrones climáticos.

Tales ciclos oceánicos y atmosféricos ocurren naturalmente y, por tanto, ayudan a acelerar temporalmente o, en el caso de La Niña, ralentizar la tasa de cambio climático, y esto es parte de la razón por la que el registro de temperatura de la superficie a largo plazo se asemeja más a una escalera en lugar de a una línea recta. En realidad, la acumulación constante y récord de calor oceánico en toda la columna de agua, no solo en la superficie, tiene a los científicos del clima más preocupados que el reciente aumento de la temperatura superficial.

Hay que tenerlo presente: los océanos absorben más del 90% del calor adicional de la atmósfera de la Tierra debido a las emisiones de gases de efecto invernadero de la quema de combustibles fósiles y otras causas. El contenido de calor del océano, medido en una columna de agua desde la superficie hasta 2.000 metros de profundidad, alcanzó un récord en 2022; esto está alterando las corrientes oceánicas vitales que distribuyen el calor y los nutrientes en todo el mundo, según un estudio reciente. Volviendo a la superficie, y por poner un ejemplo, si limitamos al primer metro cúbico de agua los 0,2°C promedio por encima del anterior récord que los océanos llevan marcando esta primavera, la energía total sumada al sistema es aproximadamente equivalente a 3 millones de bombas de hidrógeno de 1 megatón, que son 50.000 veces más potentes que las que se lanzaron al finalizar la Segunda Guerra Mundial.

Por tanto se nos suman dos cosas: un Niño 2023 que está elevando las temperaturas promedio globales desde un punto de partida más alto, lo que facilita establecer récords, y el hecho de que desde el último gran fenómeno de El Niño en 2016, las temperaturas medias globales de la superficie terrestre y marítima han aumentado. Es como si un jugador de baloncesto jugara en un campo con un suelo cada vez más alto, lo que le facilita meter canasta.

Esta es seguramente la principal razón por la cual 2023 ya ha visto temperaturas oceánicas récord que superan los números del 2016, y el motivo de que esta tendencia se vaya a quedar con nosotros en la duración proyectada de El Niño, que se extenderá al menos hasta 2025.

Sí, 2023 ha tenido un comienzo alarmante, incluso antes de que las condiciones de El Niño se desarrollen completamente a finales de este año, así que vamos de cabeza a un nuevo récord de temperatura global. Dado el ritmo actual de calentamiento, muy probablemente se superará un nuevo récord en cuestión de años. El planeta se está calentando tan rápido ahora que incluso un ciclo natural tan fuerte como el del Niño-Niña está comenzando a perderse en el ruido de una señal climática que es mucho más potente. Lo vemos incluso en nuestro pequeño txoko, tanto es así que 9 de los últimos 15 meses en Navarra están entre los tres más cálidos desde 1961, incluido el recientemente finalizado mes de abril.

El autor es delegado territorial de Aemet en Navarra