No pretendo emular a la escritora Pearl S. Buck ni a Michael Crichton, aunque me haya servido de ellos, de sus trabajos literarios, para escribir, una vez más, sobre energías renovables. Porque los títulos de sus obras enlazan a la perfección con la rabiosa actualidad de ese inexorable y urgente caminar hacia el abandono de la energía proveniente de fuentes fósiles y su sustitución por la generada por el viento y el sol.

Justo cuando me disponía a escribir este artículo, veía, en un diario de esta Comunidad, un enorme anuncio -cuatro páginas- acerca de las infraestructuras de evacuación del Parque eólico Cascante II. 50 MW de producción eólica; exactamente el límite marcado por la ley para que Navarra pueda autorizarlo. A partir de esa potencia la autorización se escapa de la Administración navarra porque el estado se preserva para sí la capacidad de decisión sobre las instalaciones de potencia superior.

¿Por qué? ¿desconfianza en nuestra capacidad de gestión, control, supervisión? O ¿una muestra de centralismo? ¿un decir que “desde Madrid seguimos decidiendo porque no queremos conferir todo lo relativo a la energía a Navarra”? ¿porque no quieren que seamos soberanos energéticamente? Posiblemente un poco de todo ello, con la manifiesta complicidad del Partido Socialista de Navarra que no apoyó una moción de Geroa Bai solicitando el cambio de la legislación para que Navarra asumiera todas las instalaciones, fuera cual fuera su potencia. Prefieren no discutir con Madrid que reivindicar para Navarra. A eso se le llama falta de valentía.

Quizás no se le dio a la noticia la importancia que tiene, o al menos pasó desapercibida, porque prácticamente toda Navarra, y por supuesto sus medios de comunicación, estaba volcada en la final copera que Osasuna iba a jugar diez días más tarde en Sevilla. Estábamos en la cuenta atrás, y era la nueva que copaba las primeras páginas de los periódicos. Pero la tenía y grande. Enorme importancia el que nuestra Comunidad diese la autorización administrativa previa a 34 nuevos parques de energías renovables. La mitad de ellos solares, y la otra mitad eólicos. Parques que van a doblar prácticamente la producción de energía renovable que en estos momentos se crea en Navarra: 1.314 megavatios que se añadirán a los 1.433 actuales. La suma de ambas cifras, de la ya producida y de la que se producirá, equivale al consumo de 2,5 millones de hogares.

Autorización previa concedida con el máximo rigor y tras haber pasado los exigentes controles urbanísticos, medioambientales, de protección de suelos naturales o de interés agrario estipulados en nuestra legislación. Porque no todo el campo es orégano, por el camino se han quedado otras solicitudes que no han superado las exigencias estipuladas por los Departamentos correspondientes: Medio Ambiente, Ordenación del Territorio y Desarrollo Económico. En coordinación, y respetando, por supuesto, sus ámbitos de decisión.

Y lo digo para despejar dudas a derecha e izquierda.

A una derecha -esa derecha unida en torno a Navarra Suma hasta casi el final de legislatura, pero que ahora se pelea hasta sacarse los ojos- que lo mismo hablaba de descoordinación y de criterios dispares entre los departamentos, como solicitaba que se hiciera tabla rasa con todos los proyectos y todos fueran declarados de interés foral, para agilizar su tramitación. Un alarde de coherencia insuperable.

Y a una izquierda -léase Bildu, principalmente- que lo mismo cuestionaba el cumplimiento de los criterios medioambientales por parte de las Consejerías implicadas en la concesión de las autorizaciones -siempre se han considerado haber sido los más “istas”… progresistas, feministas, vasquistas, ecologistas… ¿se me olvida alguno?-, que solicitaba una moratoria en el desarrollo de los parques. Quizás no les parezca suficiente el parón de más de diez años habido en el sector renovable como resultado de la nefasta legislación estatal…

¿Moratoria? No, gracias.

La urgente descarbonización de nuestra actividad es incuestionable y no admite parón alguno.

Los 34 parques van a suponer una inversión estimada de 956 millones de euros, algo también inédito, a lo que habrá que sumar los cientos de puestos de trabajo que se crearán durante la fase de edificación de los mismos. Un fruto más de la colaboración público-privada por la que siempre hemos apostado.

Y frente a unos y otros, que abogaban en exclusividad por un modelo centralizado -derechas- o distribuido -izquierdas excluyentes-, seguiremos trabajando por un modelo mixto, porque entendemos que todos los tejados son necesarios, pero no suficientes, y hay que instalar también nuevas plantas solares o levantar parques eólicos en aquellos lugares en que sean necesarios. Como los ahora aprobados. Entendemos que es válido para Navarra lo mismo que para algunos ayuntamientos de Gipuzkoa, ¿no?

Seguiremos revindicando, además, desde Geroa Bai, la puesta en marcha, la urgente puesta en marcha, de la Agencia de Transición Energética, como elemento imprescindible para canalizar desde la Administración Pública -sí, desde ahí, bajo control púbico- todo lo relacionado con la energía verde, la más limpia y la más barata. Por eficacia y eficiencia de recursos. E imprescindible para el bolsillo de la ciudadanía de esta Comunidad, en unos tiempos en los que la crisis energética, se ha convertido en un grave problema para la mayor parte de la población y en negocio redondo para unas pocas empresas.

¿Estará el Partido Socialista dispuesto a acompañarnos en ese viaje? ¿O mostrará nuevamente esa falta de valentía de la que ha adolecido a lo largo de la legislatura en cuestiones trascendentales?

Nuestra apuesta será firme. Que nadie lo dude.

Viento del este, viento del oeste. Sol naciente, sol poniente

El autor es parlamentario de Geroa Bai