- Oier Sanjurjo, que cumplirá 36 años en unos días, el proximo 25 de mayo, visualizó ayer la parte emocional de este final, de que la camiseta de Osasuna no le esperará doblada en el vestuario, que el 6 de su zamarra será un legado, un dorsal que ha cogido peso porque ya no lo debería llevar cualquiera. Oier confesó en su comparecencia ante los medios que había aguantado el tipo en el acto en El Sadar con aficionados y familiares porque "había ensayado en casa y he llorado allí", colocó en hace dos meses la noticia de que no iba a seguir y dejó al puerta abierta a continuar su carrera. "La verdad que no sé lo que va a pasar conmigo", fue su respuesta inicial a la pregunta acerca de su futuro inmediato. "Hay que seguir hasta final de temporada y terminar como un profesional". Pero matizó a continuación: "Después de estos dos meses de digerir este proceso", indicó en referencia clara al final de su etapa como jugador de Osasuna, "creo que me queda algo de correa, algo de pitera. Tengo que pensar las cosas. Pero tiene que llegar algo que me cuadre, tengo una familia numerosa que mover y debe ser algo -un ofrecimiento- atractivo. Todo se verá".

Oier se atrevió a realizar una reflexión de quince años de trayectoria en Osasuna de la que como conclusión dijo que "han pasado una cantidad de cosas impresionantes".

"Mi camino en el fútbol me ha llevado en una dirección, la de estar más cerca de la realidad. Esto han sido los valores qe me han trasmitido mis aitas y mi entorno. Son quince años desde que debuté y han pasado un montón de cosas", explicó. "Hice una carrera porque sabía que esto es un mundo difícil. Tuve la suerte de debutar contra el Mallorca, el mismo equipo que jugamos el domingo, y lo hice en mi línea, correcto, cumplidor, bien".

Oier recordó la importancia de la salvación en Sabadell y del ascenso la temporada siguiente, "con un grupo de chavales de casa, fue un meritazo y el primer paso para lo que tenemos ahora". El centrocampista destacó que, tras el paso de Diego Martínez, "llegó el míster (Arrasate) y logramos el ascenso, siempre superiores y logrando una conexión con la grada. Levantamos la copa (de campeones)".

"Subimos a Primera, con un juego vertical, rápido, de ritmo. La conexión con la grada da gusto. Luego llegó la covid, sin gente, sin afición", continuó su relato. "Este año pasamos un bache, pero hemos sido capaces de darle la vuelta... Estoy súper orgulloso de todo esto que he vivido, porque no ha sido fácil, pero por ello he saboreado todo con mucha intensidad. Ha sido todo espectacular".

"El domingo va a ser un día súper especial", siguió. "Yo hablaba con mi familia estos días. La suerte de ser futbolista se mide en estas cosas. La gente que se dedica toda su vida a un trabajo, termina su trayectoria, se va y ya está. Y yo me voy y tengo este reconocimiento. Estoy intentando disfrutar".

"He sido un jugador versátil", habló de sus cualidades. "Me dijo un entrenador que eso iba a ser beneficioso para mí. Soy único. Bueno, único no. Especial".

Oier se refirió también a los momentos alrededor de su ausencia de protagonismo y de la conclusión de su salida a final de temporada. "Mi participación fue disminuyendo esta temporada. He tenido suerte de jugar mucho y, cuando no juegas, ves cómo es de verdad un tío", comentó. "A mí siempre me ha tocado decir que el equipo era lo más importante y todo esto y, si he tenido algún patinazo en este sentido, lo siento. No es fácil perder un protagonismo grande".

"¿Qué si podía haber seguido otra temporada más? Si te digo que sí...La verdad que me veo bien, pero si no he jugado más es porque quizás me ha faltado ese puntito. No guardo rencor a nadie. Cuando me han dado el sitio, he intentado responder. Creo que he estado a un nivel correcto".

"Este año ha habido un antes y un después", continuó en esta línea de reflexiones. "Hasta diciembre tuve una cierta participación, pero después no. Las conversaciones con el club, que no fueron negociaciones, iban por un camino y luego fueron por otro. Siempre decía a mis amigos y a mi gente de confianza que haber estrenado El Sadar y haber sido el capitán el día del centenario era pasa sentirse ya contento". Oier también reconoció que esta situación le ha afectado durante la temporada. "Emocionalmente era algo nuevo para mí. Piensas "no me ven bien" y le das vueltas. Quieras o no me ha afectado un poco".

El capitán, que asume que se prepara para otro día especial el domingo, también habló de su peor y mejor momento. "El momento más duro, para mí personalmente porque dependía de mí, fue un año muy jodido en que me lesioné la segunda rodilla -en agosto de 2014-. En esos momentos estuve en el alambre, más allá que para aquí. Y eso no sé si lo he dicho alguna vez, pero estuve a escasos minutos de tener que retirarme, tal cual os digo. Fue una cosa espectacular. Salvé un matchball... Y fíjate todo lo que ha venido después. ¿Cómo no voy a estar agradecido? Para rato iba a pensar que iba a vivir todo esto".

"Y el mejor momento igual es hoy, que los hijos hayan visto al aita recibiendo todo el cariño de la gente y todos esos mensajes de reconocimiento, ánimo y apoyo".

"Se acaba un ciclo, pero continuamos para bingo", terminó antes de irse entre aplausos. l

"Me veo bien, pero si no he jugado más este año es quizás porque no he tenido ese puntito, no guardo rencor"

"Tengo que asimilar todo esto y pensar que tengo que mover a una familia y numerosa. Tiene que llegar algo atractivo"

"Me afectó todo lo que pasó en el club hace unos años, tocó sacar la casta y eso generó una gran unión"

"Mi mejor momento es este, que mis hijos vean a su aita rodeado de este cariño de la gente"

Capitán de Osasuna