El jugador de Osasuna Oier Sanjurjo afirmó haber saboreado toda su carrera "con mucha intensidad" tras disputar más de 350 encuentros con la camiseta del conjunto navarro.

"Aterricé en Tajonar con 17 años. Miraba a mis compañeros y veía que eran mejores que yo. Poco a poco fui haciendo mi camino gracias a condiciones como el ímpetu, estar siempre por sumar y por echar una mano. Con esas cualidades me fui haciendo camino", rememoró sobre sus inicios en las categorías inferiores tras el acto de despedida que se llevó a cabo en El Sadar.

Sobre su futuro, el de Estella afirmó en rueda de prensa lo siguiente: "ni siquiera yo sé lo que va a pasar. Inevitablemente he dado vueltas sobre qué voy a hacer y me he dado cuenta de que me queda algo de pitera. Iremos viendo algo que cuadre y lo valoraré con mi familia. Que sea algo atractivo y nos llene".

"No estoy en condiciones de poder pensar mucho más allá. El futuro no existe, solo el ahora. Ahora mismo toca lidiar con esta situacion de emociones y sentimientos encontrados", añadió el capitán.

El navarro se despedirá de manera definitiva este domingo con su gente ante el Mallorca, un día "súper especial" en el que dejará la camiseta rojilla tras más de 14 temporadas que le han llevado a convertirse en una leyenda del club.

"Si no he jugado tanto es porque ha faltado ese puntito. La realidad es la que es y no tengo rencor a nadie", reconoció tras su escasa participación en la temporada de su adiós.

Recordó el último ascenso a Primera División en el primer curso de Jagoba Arrasate al mando del equipo: "hicimos un año espectacular, siendo superiores a muchos rivales y fue todo rodado. Hubo alegría y conexión con la grada".

"Otros se van y otros llegan. Se fue Puñal y estaba Miguel Flaño y nos hemos ido enseñando valores en el día a día y mis compañeros los tienen", contestó al ser preguntado sobre su sucesor como capitán de Osasuna.

Recordó sobre su peor momento como rojillo: "el año que me lesiono de la segunda rodilla estuve en el alambre. Estuve a escasos minutos de tener que retirarme. Salvé un match ball y fíjate lo que me vino después de ello".

"He estado a punto de quebrar, pero me he mantenido a duras penas. Me he dejado todas las lágrimas en casa porque he estado ensayando el discurso, he venido vacío y ha podido ser un poco más fluido", comentó Oier tras el acto de despedida en El Sadar en el que se dieron cita más de 3.000 rojillos.