Ser de Osasuna es algo que seguramente los jugadores y aficionados del Real Madrid no entenderán nunca. El entorno de los blanco menos. Los rojillos dieron en El Sadar una lección de muchas cosas y solamente le faltó rematar la faena cuando tuvo la oportunidad. En todo lo demás, due muy superior a los blancos.

Osasuna demostró durante más de 80 minutos un nivel de juego con el que atenazó al Madrid a un nivel extremo con la pelota. No hizo falta encerrarse atrás, ni mucho menos. Los rojillos le quitaron la pelota a un equipo con bajas, no como Osasuna, que tenía cinco lesionados. 

Pero es entendible, viendo el partido parecía que el equipo grande era el local. No solo por el meneo en el terreno de juego, sino también por los valores transmitidos. No como el rival, que tuvo que intentar influir en el colegiado saltando al medio del campo en el descanso. Seguramente poseídos por los nervios de verse totalmente superados, pero protagonizaron una acción dantesca que acabó como debía: con el colegiado explicado a un Ancelotti fuera de sí todo. ¿Se imaginan que hubiera pasado al revés?Lo sabemos todos. 

Y sí, ahora vamos a hablar del extremo del Real Madrid que es una terrible víctima del fútbol. En El Sadar se demostró que, pese a ser un campo caliente, nadie cruzó líneas que no se deben pasar, por mucho que durante toda la semana se haya ido contando lo malo que es este campo (¿jubilarán en Madrid la historia del petardo de Buyo algún año?) y la cantidad de infiltrados que iban a estar en la grada para evitar el racismo. 

Alguno podía haber informado al árbitro de la gravedad de los insultos que profirió Vinicius contra él. Eso no es importante. Y es que el racismo es tan despreciable como negar que desde la capital se está creando, fortaleciendo y casi santificando a un personaje (el mismo Courtois en el postpartido lo hizo). Ellos verán, pero estaría mejor que alguien le dijese que dedicase más tiempo a aprender a definir mejor, que Sergio le sacó todos los manos a manos, menos el que no valía. 

Pero bueno, Osasuna cayó, lo hizo con la cabeza bien alta pero con el regusto amargo de no haber aprovechado los 80 minutos donde dominó completamente el partido y sacó de sus casillas a todo un Real Madrid.