Osasuna llenó de merecimientos su actuación frente al Celta pero se quedó sin redondear la noche con el acierto en los últimos metros. Tuvieron que ver la determinación propia, que no fue abundante porque las oportunidades no sobraron, y el tino del rival, porque el portero del Celta, en el último minuto del partido, sacó la manopla de no se sabe dónde para detener un cabezazo de Pablo Ibáñez que ya estaba siendo cantado como gol. Porque exhibió más argumentos para ganar, redujo a la mínima expresión a su oponente, que no acertó a disparar entre los tres palos, a Arrasate y sus jugadores el punto les sabe a poco, a cena corta, a terminar de forma frugal lo que comenzó en plan banquete.

La posición de Chimy Ávila en el centro de Abde. Gol Play

Con más desempeño futbolístico, a Osasuna también le amarga el resultado lo que de él no depende. El gol anulado a Abde, en el que hubo interferencia de Chimy Ávila, al buscar la pelota, finalmente no tocarla pero partir en una situación de fuera de juego aparente, echa leña al fuego a las polémicas con el VAR, el artilugio que no acaba de resolver todas las dudas. Con o sin razón, Osasuna fue mejor en el cómputo general del partido y solo no puede marcharse satisfecho porque no le ofreció una victoria a sus aficionados, con los que camina de la mano y mantiene su idilio.

El primer partido después del impacto de la Copa había que cogerlo con cuidado. Acostumbrados a que la exigencia de la Liga y la Copa necesitaba mucho personal y alternativas de un encuentro a otro, Arrasate se saltó la pauta de los últimos tiempos y compuso un Osasuna sin remilgos, ni preocupaciones por adelantado, ni reparos a la hora de exponer futbolistas y sus esfuerzos. Sólo dos cambios respecto al último once y un buen puñado de jugadores clásicos en las alineaciones, con Moi Gómez y Aimar, los galácticos que visten de rojo, y también Chimy y Budimir como hombres para el gol. Si a ellos se unía Abde, la perla por la que añora el Barcelona, quedaba claro el plan.

Osasuna hizo un buen primer tiempo porque el Celta no apareció en ataque y su peligro se resumió en un par de inocentes apariciones. Donde sí trabajo el equipo gallego fue en defensa y lo pasó mal. Budimir y Aimar Oroz tuvieron dos ocasiones casi consecutivas desbaratadas por el portero, y luego Abde hizo que Núñez salvara de una estirada incierta a su meta tras un lanzamiento bombeado y tocado. El delantero marroquí es una buena noticia para Osasuna y para el aficionado de El Sadar que siente como suyas sus diabluras, sus regates en el último suspiro, sus desplantes delante de defensas desmontados. A Aspas el árbitro le perdonó una amarilla porque le soltó un empujón al chaval a los seis minutos porque el festival se veía que podía ser insoportable.

Embotellado estuvo el Celta todo el primer tiempo, sometido por la banda derecha por el poderío de Jon Moncayola. El centrocampista puede acabar convertido en todo un fenómeno para el carril, porque como anda sobrado de fuerzas y de recursos con la pelota, su idoneidad para las pugnas comienza a ganar enteros desde el flanco.

Osasuna había hecho mucho para ganar y el Celta, capear el temporal. Semejante reparto de papeles tan desequilibrado no era normal y por eso, después de la buena puesta en acción de los rojillos tras el paso por los vestuarios, no fue extraño que el conjunto gallego por fin sacara la cabeza de su cueva, acertara a dar más de dos pases en campo rival e incluso, a soltar algún centro. Gabri Veiga, el chico de la lámpara de Vigo, tuvo la mejor ocasión para su equipo en un intento de remate que se le enredó entre las piernas y ni siquiera fue a puerta. El Celta se volvió para casa, de hecho, con ese bloc de la estadística sin manchar, en blanco.

El partido había entrado en una fase de mayor actividad hacia los dos lados cuando llegó la jugada de la polémica. Abde buscó el corazón del área en otro centro y Chimy bailó alrededor de la pelota sin tocarla en un situación que fue decretada como fuera de juego. El gol quedó anulado –el repaso de las imágenes es lo que abre la caja de los truenos–, pero Osasuna fue reivindicado por la acción y pasó al dominio de nuevo exagerado hasta el final. Los rojillos se lanzaron por las bandas, Arrasate remedió en parte las correrías del Celta por el flanco izquierdo y todo fue como al principio, con un mando de los locales y apuros del rival. La inclusión de Barja le siguió dando argumentos a Osasuna por el costado izquierdo y ello incomodó la fase final. La jugada del partido la hilvanaron Moi Gómez como centrador, Kike García como receptor y Pablo Ibáñez, que ejecutó un movimiento fantástico como rematador al que respondió el portero rival con una parada milagrosa. Hay partidos en los que solo falta el empujón final.

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Osasuna-Celta

Osasuna-Celta

Osasuna 0: Aitor Fernández; Moncayola, Aridane, David García, Manu Sánchez; Torró; Chimy Ávila (Kike García, m. 76), Aimar (Darko, m. 85), Moi Gómez, Abde (Kike Barja, m. 76); y Budimir (Pablo Ibáñez, m. 67).


Celta de Vigo 0: Iván; Mallo, Núñez, Aidoo; Galán; Carles Pérez (Óscar, m. 78), Beltrán, Veiga (Solari, m. 78), De La Torre (Cervi, m. 56); Aspas (Swedberg, m. 92) y Larsen (Seferovic, m. 56).


Árbitro: Sánchez Martínez (Comité murciano), asistido por Cabañero Martínez y López Mir. El colegiado murciano mostró amarilla a De La Torre y Mallo por parte del Celta.


Incidencias: partido correspondiente a la vigésima cuarta jornada de LaLiga Santander disputada en el estadio de El Sadar ante 17.684 aficionados.