Se ha tenido que ir acostumbrando Osasuna esta temporada a partidos importantes por objetivos grandes; es decir, a pelear en citas serias con exigencia añadida por la trascendencia del resultado. Osasuna ya tiene apuntada esta campaña la final de Copa contra el Real Madrid, pero también fue como una final el encuentro de Liga de hace unos días contra el Athletic en El Sadar –habia que ganar para echarle el guante a un rival directo– e incluso quiso tener ese toque trascendental el partido del domingo ante el Getafe, pero se quedó en tentativa porque lo que se coció en otros campos aguó la gravedad de la derrota.

El encuentro frente al Girona no ofrece dudas en cuanto a su dimensión porque se reúnen todos los ingredientes: dos rivales directos dirigidos hacia el mismo objetivo con 90 minutos de por medio. No puede haber mayor emoción para el último partido de Liga. Como tampoco puede haber mejor escenario que El Sadar para decidir el regreso a Europa. La última vez que Osasuna estuvo a punto de clasificarse para una competición europea fue de la mano de José Luis Mendilibar, el entrenador de moda ahora en la Liga y finalista de la Liga Europa –juega la final contra la Roma mañana–.

Los rojillos estuvieron haciendo sus cuentas también en la última jornada de la temporada 2011-12. Osasuna también tenía sus esperanzas de clasificarse para la Liga Europa si quedaba en sexta posición, aunque para ello en esa jornada final debía fallar el Levante. El equipo entrado por Mendilibar cumplió su parte ganando en el campo del Racing (2-4) –con goles de Ibrahima, Cejudo, Raúl García y Roversio–, pero el conjunto valenciano se impuso en su encuentro en casa al Athletic (3-0). El Levante terminó sexto con 55 puntos y Osasuna acabó séptimo con 54 –el Athletic jugó Liga Europa a pesar de ser décimo porque fue subcampeón de la Copa, que ganó el Barcelona–. El máximo goleador de Osasuna aquella temporada fue Raúl García que, cedido un curso por el Atlético de Madrid, fue todo un referente en el ataque y firmó once goles.

Moi sigue a su aire

La plantilla de Osasuna se entrenó ayer en Tajonar en la primera sesión de la última semana de actividad de la temporada, porque el domingo termina la Liga y las vacaciones comenzarán de forma inmediata. El equipo se ejercitó por grupos, con más intensidad para los que no jugaron o lo hicieron menos tiempo frente al Getafe. Moi Gómez, el único jugador con molestias físicas que le impidieron estar en el partido del domingo –al margen de los lesionados de larga duración como Nacho Vidal y Darko–, se entrenó por su cuenta junto a uno de los readaptadores. Habrá que esperar a su evolución durante los próximos días para definir sus opciones de estar listo para jugar contra el Girona. Arrasate recupera a Budimir para el partido del domingo una vez que el delantero croata fuera baja en Getafe al tener que cumplir un encuentro de suspensión. El retorno del croata es muy importante