Al término del encuentro, una vez Osasuna certificó su presencia en la ronda previa de la Liga Conferencia, que se disputará a finales de agosto, la plantilla, como es habitual, festejó junto a su afición una victoria especial, tres puntos que significaban el regreso a Europa dieciséis años después, con el matiz de que la celebración se alargó fruto del hito deportivo conseguido por la entidad. 

Escasos aficionados vaciaron sus butacas en las postrimerías del encuentro. Los más de 22.000 aficionados (22.128) alzaron las palmas al cielo y, tras entonar el ‘Somos un equipo’, los utilleros fueron repartiendo entre la plantilla y cuerpo técnico la camiseta especial del regreso a Europa, detalle que precedió al pasillo al centro del campo. Mientras tanto, el Chimy Ávila, conocido aficionado del mundo taurino, sacó un capote y comenzó a dar pases en el centro del campo; Aitor Fernández, Sergio Herrera y Juan Cruz se encargaban de evitar que hubiera invasión al terreno de juego, devolviendo a los pequeños aficionados que saltaron a sus respectivos asientos, y Graderío Sur celebró como un gol el momento en el que los hijos de Budimir cruzaron la línea de gol en la portería en la que su padre había anotado dos dianas momentos antes. 

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Así ha sido la celebración de Osasuna: Budimir, Abde, Arrasate... Oskar Montero

Así, el speaker del club, Eduardo Díaz Lasa fue profiriendo el nombre de los componentes de Osasuna. Comenzó por Braulio Vázquez, el director deportivo, a quien bautizó como “arquitecto”. Cuando presentó al gallego, este último reconoció sentirse “muy emocionado, darle las gracias a todos ellos. Es un sueño, disfrutémoslo, porque vendrán peores momentos”. Después, Braulio señaló que “para que sucedan las cosas, primero tienes que soñarlas. Soñé con el ascenso, con la final de Copa del Rey… y el año que viene la final es en Atenas”, y afirmó que “nos merecíamos este final”, tildando de injusto cualquier otro desenlace. Tras él, pasó el cuerpo técnico sinJagoba Arrasate, cuya figura cerró el acto de celebración. 

Jagoba Arrasate, manteado por los jugadores. Javier Bergasa / Oskar Montero

Los jugadores fueron pasando de uno en uno, mientras Eduardo Díaz, como ya hiciera en celebraciones anteriores de ascensos, fue introduciéndolos uno a uno. El narrador comenzó la lista por el final, con la cantera, y fue descontando dorsales. De los primeros jugadores mencionados, Yoel Ramírez, Diego Moreno, Iker Muñoz, Iker Benito yJorge Herrando, el foco estuvo puesto en el central de Campanas, que ha debutado en Primera División y sobre el que el Athletic se habría interesado. Cuando el espigado zaguero del Promesas se dirigió hasta el centro del campo, desde la grada se escuchó el ‘Que no son de Lezama, que son de Tajonar’. 

Después, de los jugadores de la primera plantilla, Manu Sánchez, y Abde, los dos cedidos, elevaron los decibelios de una grada que suplicaba que ambos siguieran vistiendo la camiseta de Osasuna después de su buen hacer en el club. El marroquí, además, se quedó jugando y bromeando con los hijos más pequeños de sus compañeros. Tras la plantilla, pasaron los capitanes. David García, último en salir, fue el más aclamado en una tarde que empezó amarga para él, pues tuvo que ser sustituido en los primeros compases de partido y terminó con un vendaje en su pierna derecha. Aun así, el de Ibero dedicó un mensaje a la afición. “Me quiero acordar de hace 8 años, cuando el club estaba a punto de desaparecer y hoy estamos viviendo una temporada inolvidable. Todo esto es por vosotros”, se sinceró. 

La afición de Osasuna permaneció en sus asientos al terminar el partido. Javier Bergasa / Oskar Montero

Y, por último, le llegó el turno a Arrasate. El de Berriatua cogió micrófono y, después de agradecer a la afición, lanzó un mensaje. “Cuando jugamos la final de Copa en Sevilla muchos iban con el Real Madrid porque el séptimo iba a Europa, y el séptimo… ¡ha sido Osasuna!”.

Un manteo al técnico, otro a Cata, y unos regalos a la afición por parte de los jugadores, que regalaron peluches de las mascotas Rojillo y Rojilla, dieron por finalizada la ceremonia. A partir de ahí, los jugadores se cambiaron y, junto con el staff técnico y todos los componentes de club, se fueron a cenar junto con sus familiares a la sala 1920 de El Sadar.