Pues no, Michael, ya ves, no somos tan conformistas. Recuerdo aquella noche en la que te explayaste sin freno al otro lado del teléfono. Habían pasado bastantes años desde tu despedida de Osasuna y su afición, pero mantenías un vínculo íntimo con el equipo, un hilo que nunca quisiste romper. Porque, lejos de la indiferencia, aún se te abrían las carnes cuando escuchabas lo de “el modesto Osasuna” o rememorabas la satisfacción en el vestuario por un pírrico empate. Fue entonces cuando soltaste aquello de “Osasuna es un club con un conformismo enfermizo” que tantas ampollas levantó. Siempre pensé que a tu diagnóstico le faltaban datos y más años de experiencia sobre el terreno, que la capacidad de rebeldía era limitada: al presupuesto del club, al número de socios, a la masa crítica de la región… Que después hubo que conformarse y hasta celebrar el ser equipo de Segunda División. No daba para más en esos momentos.

Arrastrar la historia por los campos de Tercera División era un viejo trauma que ha acabado convirtiéndose en lección de vida. ¡Cómo no se iban a conformar dirigentes, plantilla y afición con tener un hueco en Primera y haberse asomado a competición europea...! La permanencia con los grandes, cuando no es la meta es el punto de partida. Pero puedo entender tu estado de ánimo cuando un Barcelona en crisis os cerró el paso a una final de Copa y la autocrítica tras aquel triste partido brilló por su ausencia.

Una Copa que, ya ves, Osasuna peleó a pecho descubierto contra uno de los clubes más grandes y poderosos en la historia del fútbol. Tenías que haberlo visto; el club también tomó una frase tuya para animar la final, esa frase en la que decías que “Osasuna es alma, alma y más alma”. No es por llevarte la contraria, pero frente a la parte espiritual que inspiran los sentimientos se me ocurren órganos más tangibles en este equipo como corazón, pulmones y cojones. La mejor expresión del alma osasunista son los miles de aficionados rojillos que ayer fueron a jugar otro encuentro histórico porque, como bien dijo Arrasate, la hinchada de Osasuna no va al campo a ver el partido sino a jugarlo. Y eso lo sabes bien porque son los mismos que corrían a tu lado cuando perseguías aquellos balones imposibles de alcanzar…

Moncayola para el intento de avanzar de Oriol Romeu. Javier Bergasa

No, el osasunismo ya no es conformista, pero hay que seguir siendo realista, tener los pies en el suelo, conservar la identidad, tener claras las referencias y a los referentes, como subrayó ayer Jagoba Arrasate mencionando expresamente a Oier Sanjurjo y a Roberto Torres. Budimir acaparó ayer el protagonismo con sus dos goles, pero el trabajo titánico de Moncayola atacando, achicando balones en el área, rompiendo líneas, dando pases de gol y levantando un muro de contención en el centro del campo recoge ese espíritu de los antiguos capitanes. Moncayola, como Aimar, como Barja, como David García, son gente inconformista pero al mismo tiempo saben lo que es Osasuna, sus puntos fuertes y también los débiles. El fútbol es cíclico y vendrán días complicados; cuando eso ocurra será bueno mantener esta sintonía entre dirigentes, plantilla y afición que es lo que mantiene vivo al club.

Ayer enterramos al conformismo, Michael. No sé si definitivamente, pero le hemos echado unas paladas de tierra encima: finalista de Copa, séptimo en la Liga y con un billete para jugar en Europa. Y con un Promesas que ha abastecido como nunca al primer equipo. Y con las chicas luchando por subir a la primera categoría. Y con un proyecto de ampliación y mejora en Tajonar. Seguro que no me equivoco si digo que hoy estarías tan orgulloso como todos nosotros.

El vídeo en inglés sobre la trayectoria de Osasuna en Europa CA Osasuna

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El espectacular recibimiento a Osasuna, en imágenes Oskar Montero