El pasado domingo, desde las 18.30 horas, la afición hizo vibrar el estadio del Sadar con sus cantos y tiñendo de rojo las gradas del campo. Tras 16 años Osasuna vuelve a Europa. El equipo rojillo ha demostrado este año que no hay quien lo pare. Cruzamos la península, teñimos Sevilla de rojo y ahora nos toca Europa.

Con la victoria del domingo frente a un Girona que intentaba resistir por todos los medios, Osasuna sacó pecho con dos goles de Budimir. Y no sé vosotros, pero a mí ayer me resonaba en la cabeza “una gitana loca tiró las cartas, dijo que Osasuna iba a ser campeón”. Y ni estaba loca, ni andaba equivocada. Es cierto que soñamos en Sevilla, y lloramos rumbo a Iruña. Pero no dejamos de soñar. Porque este año hemos logrado muchas cosas. Creciendo como equipo y también como afición. Hemos sufrido hasta el último minuto y hemos tocado el cielo con cada movimiento de nuestros jugadores.

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Fotos de la celebración de Osasuna: Budimir, Abde, Arrasate... Oskar Montero

Hemos ganado. Porque ganar no es solamente el resultado. Ganar es aprender, crecer, demostrar y soñar. Algo que Osasuna no ha perdido nunca, porque siempre nos ha llenado de ilusión y nos ha devuelto la esperanza cuando muchas veces hemos dado todo por perdido. Ya lo dije en su momento, de Pamplona al cielo. Ahora solo nos queda conquistar Europa aunque algunos se empeñen en vernos como un club pequeño. Porque somos un pequeño gran equipo, que se siente en el corazón. No nos vamos a despedir de este sentimiento rojillo tan rápido. El próximo 6 de julio el club lanzará el chupinazo, dando el pistoletazo de salida para todo lo que nos queda por vivir junto a ellos. ¡Aúpa Osasuna!