En 1950, el Segundo Ensanche pamplonés se encontraba en pleno proceso de transformación urbana. Como ya hemos explicado en otras ocasiones, cuando en la segunda década del siglo XX se abrió el Ensanche, fue la burguesía pamplonesa quien quiso desplazarse allí a vivir, huyendo de la saturación del Casco Antiguo. Y construyeron toda una generación de chalets eclécticos y preciosistas, como la denominada Casa Goicoechea, que vemos a la izquierda de la fotografía, o el chalet de don Deogracias Echarte que podemos ver a la derecha, con dos alturas, grandes ventanales y una elegante crestería ante la cubierta aterrazada.

Cuatro décadas después de su apertura, no obstante, aquella primera generación de construcciones unifamiliares sufría la presión creciente del urbanismo pamplonés, y muchas de ellas comenzaron a ser sustituidas por una segunda generación de inmuebles, que casi siempre eran altos bloques de viviendas.

El chalet de Echarte en el cruce de Bergamín y San Ignacio, 1950 Joseba Asiron

Hoy en día, la “comprensión” visual de esta zona exige abrir bastante el plano, rompiendo el punto de vista y la proporción de los elementos que conforman ambas fotografías. Podemos ver, eso sí, que la casa de Goicoechea sigue en su lugar, certificando la exacta correspondencia de ambas imágenes. Y vemos también que en el lugar donde estuvo el chalet de Echarte se levanta hoy el edificio Aurora, obra de Víctor Eusa.

La semana próxima avanzaremos cuatro años en el tiempo, para verificar los cambios operados en la zona. Comprobaremos que el chalet de Echarte habrá sido ya derribado, y su lugar estará ocupado por el edificio Aurora en construcción. Pero quiero invitar a nuestros fieles lectores a que reparen en los dos personajes uniformados de la derecha, en la foto antigua. Como he dicho, avanzando cuatro años en el tiempo nos encontraremos con un misterio que ni el mismísimo Iker Jiménez podría desentrañar. Ya verán, ya...