Las asociaciones de hostelería denuncian que las peleas cada vez son más frecuentes y más violentas, pero matizan que no es un fenómeno nuevo.

“Antes del coronavirus ya se percibía un cambio en el ambiente de la noche pamplonesa. Había un exceso de descontrol y gamberrismo que a veces terminaba en peleas y broncas. Después de tantas restricciones, la vuelta a la fiesta ha sido más intensa, pero era un problema que ya estaba ahí y que por desgracia va a más”, lamenta Juan Carlos Oroz, portavoz de la ANAPEH. 

Nacho Calvo, secretario de la Asociación de Hostelería, incide en la misma tesis. “La pandemia ha acentuado el problema. Ahora hay más peleas y son más violentas. Los clientes también se quejan de más robos”, señala. 

Según Calvo, son “bandas” de chavales, algunos menores, que durante la pandemia generaban “problemas de seguridad” en la Ciudadela y la Vuelta del Castillo. “A partir de las tres de la mañana, estos jóvenes se acercan con botellas a las puertas de los bares y discotecas del Casco Viejo”, asegura Calvo. 

Para minimizar los incidentes, la mayoría de establecimientos nocturnos ya cuentan con equipos de seguridad privada. “Los municipales vigilan, pero, al final, los fines de semana tienes que tener tu propia policía para controlar lo que sucede en el interior. Así, reducimos la posibilidad de peleas, altercados y robos”, explica Calvo.

“Se encargan de filtrar quién entra y quién no. No dejamos pasar a la gente que pueda provocar problemas, que venga con una conducta más violenta o pasada con el alcohol y las drogas. Por eso, digo en voz alta que los locales de ocio nocturno y discotecas somos lugares seguros”, subraya Carlos Tabar, gerente de la Asociación de Salas de Fiesta y Discotecas. 

Las asociaciones defienden que los incidentes se producen en el exterior de los locales. “Que haya movida en la calle no significa que haya peleas en el interior”, asegura Tabar, dueño del Kabiya, Rockcollection y Canalla.

Por eso, cree que no se deberían relacionar los altercados con el sector. “Nos están poniendo en el punto de mira de manera equivocada. No es nuestra responsabilidad ni somos culpables de que la gente se pegue y se dé cuchilladas en la calle”, apunta Tabar.

Las reyertas y robos que se producen durante la vuelta a casa están provocando que menos jóvenes se acerquen al Casco Viejo los sábados a la noche. “Imagínate que vuelves solo y te encuentras con siete energumenos. A los chavales, solo por tocarles las pelotas, les roban o amenazan y a las mujeres las acojonan. Esa inseguridad está en la calle y los clientes nos la están diciendo”, comenta Calvo. 

¿Y cómo evitar situciones? Las asociaciones defienden que la solución pasa por más educación y pedagogía. “Las peleas las motivan el exceso de alcohol y otras sustancias que provocan que la gente pierda el control. No deberíamos pedir responsabilidades a la adminstración porque algunos no se sepan controlar”, reflexiona Oroz.

Calvo también cree que el botellón fomenta los altercados: “Si pueden consumir alcohol en la calle a las seis de la mañana, cuando nosotros ya hemos cerrado, se generan estos problemas”. Además, en el caso de los robos , sí que piden una mayor vigilancia policial.

San Juan

Koldo Apesteguía, de la asociación San Juan Xar, señala que los robos y peleas siguen en el barrio. “No han aumentado. Se mantienen las broncas de siempre. San Juan tiene lo que tiene desde hace años”, lamenta Koldo. 

La asociación sí que denuncia un nuevo foco de conflicto: algunos bares de la calle San Roque que abren hasta las seis de la mañana. “Los vecinos se quejan por ruidos, gritos y peleas. Cuando las sancionan, cambian de titular o venden la licencia y vuelven a funcionar”, critica. 

Koldo apunta que esta situación no es cómoda para nadie y menos para la población mayor del barrio. “No nos gusta tener esas broncas cerca de casa. A los mayores les puede llegar a trasladar una sensación de inseguridad”, subraya.