San Fermín está a la vuelta de la esquina y los balcones de Estafeta, Mercaderes y Santo Domingo son el mejor termómetro de que la ciudad va calentado motores.

Para los encierros del 7, 8 y 9 no queda ni un hueco libre y para el resto de días las empresas turísticas también esperan colgar el cartel de completo. Los precios oscilan entre los 160 y los 200 euros por persona y suben hasta los 900 si se quiere ser un testigo privilegiado del Chupinazo desde las alturas. 

La empresa Destino Navarra ofrece 100 plazas al día y el 80% ya están ocupadas para los ocho encierros de San Fermín. “Son unas cifras muy buenas. El 7, 8 y 9 está todo lleno. Hemos recuperado el ritmo previo a la pandemia y en enero entraron las primeras reservas”, indica Mikel Ollo, el director de Destino Navarra. 

Ollo señala que los altos niveles de ocupación se deben a que los anglosajones y asiáticos vuelven a viajar fuera de sus fronteras. “El verano pasado, los estadounidenses tenían mucho miedo a viajar y no se animaron hasta última hora. Vinieron muy poquitos. Y los chinos tenían unas condiciones muy estrictas para viajar. Debían hacer una cuarentena en su país”, recuerda. 

El perfil es completamente internacional y los países de origen son Estados Unidos, Canadá, Australia, Japón, Corea del Sur y China. “El cliente nacional es menos del 5%. Sobre todo, empresas navarras que invitan a sus directivos o comerciales”, apunta. 

Destino Navarra dispone de ocho balcones en primeros y segundos pisos distribuidos a lo largo de los 875 metros del recorrido del encierro. “Los más demandados son los que están en la curva de Mercaderes porque parece que ahí se acaba el mundo”, bromea. 

El precio es de 200 euros por persona e incluye el desayuno en el balcón y un guía que les va a buscar al hotel y les explica todos los entresijos del encierro. “Trabajamos con una cliente con un poder adquisitivo alto que cada vez es más exigente. No solo quiere ver pasar los toros y los corredores. Quiere conocer la historia detrás de los cánticos a San Fermín, que se le explique cómo funciona el dispositivo de Cruz Roja, el policial, la limpieza del recorrido”, asegura. 

Erreka Incoming también ha colgado el cartel de completo para el 7, 8 y 9 de julio y las expectativas son muy buenas para el resto de las fiestas. “10, 11 y 12 estamos casi llenos y solo el 13 y el 14 nos quedan más plazas. La ocupación rondará el 95-100%, como el año pasado”, augura Carolina Paton, fundadora de Erreka Incoming. 

La empresa navarra oferta 80 plazas diarias en primeros o segundos pisos. El precio por persona es de 160 euros para los adultos y 100 los niños de ocho a doce años.

A ras de suelo

Los locales de hostelería de Estafeta también aprovechan su magnífica ubicación y alquilan sus balcones o colocan barreras a ras de suelo.

“Estás metido en el encierro. Estiras el brazo y casi puedes tocar la cabeza a los corredores. Cuando la manada pasa, el suelo retumba, la estructura pega un bote. Es la ostia. Es distinto que desde el balcón porque lo ves más cerca”, defiende Julián Galarza, del Bodegón Sarría, que en Sanfermines coloca una estructura metálica de dos metros y medio en la puerta del establecimiento. “Los clientes están a la altura del letrero del bar”, apunta. 

Cada día, 14 personas viven el encierro desde la barrera del Bodegón Sarría. “Les cito a las siete de la mañana y les doy un café con una tostada de jamón”, señala. Después de desayunar, a las siete y media, los clientes se colocan en sus asientos y contemplan “el trajín de Estafeta. Los pastores, los corredores, el dispositivo de limpieza, los cordones policiales...”, comenta Julián.

Para este año, ya tiene lleno el 7, 8 y 9 de julio y confía en las reservas que se realicen en este mes. El precio es de 130 euros por persona y los clientes son madrileños y valencianos.

El bar Txirrintxa, en el tramo final de Estafeta con la curva de Telefónica, alquila la primera planta desde 2014. El negocio de hostelería ofrece tres ubicaciones: la Ventana Estafeta, situada encima de la T del Txirrintxa. Por 80 euros por persona, “ofrece una excelente vista del final de Estafeta, la curva de Telefónica y la entrada al callejón” e incluye el desayuno. Esta opción está agotada todos los días.

Las Ventanas Gayarre, encima de la puerta de acceso al bar, cuestan 60 euros por persona y aún quedan plazas libres para el 11, 13 y 14 de julio. Por último, los dos Balcones Callejón, que, por 40 euros por persona, brindan “una excelente vista del final de la curva de Telefónica” y entrada a la Plaza de Toros. Para esta opción aún hay huecos el 12, 13 y 14. 

Desde 2010, Juan Carlos Oroz, dueño del Chez Belagua, invita cada día a una veintena de amigos, familiares y clientes a contemplar el encierro desde la puerta de la sidrería. “No cobramos nada”, defiende Juan Carlos.

El establecimiento hostelero coloca su propio vallado de protección y unos bancos corridos para que la gente pueda ver el encierro por encima de las cabezas de los corredores. “Estás a menos de medio metro. Es espectacular. Casi hueles a los toros”, describe Juan Carlos. Los bancos del Chez Belagua están llenos del 7 al 14 de julio. “No siempre se puede atender a todas las solicitudes”, lamenta. 

Muthiko Alaiak

Hasta Muthiko Alaiak, la única peña de Iruña que tiene su sede en el recorrido del encierro, se ha unido a la fiebre del balcón. Mikel Zia, presidente del Muthiko, explica que las entradas cuestan 50 euros, aunque solo se venden a los socios: “Las pueden regalar a amigos o familiares, pero no queremos abrir la venta al público general porque sería una locura”.

Mikel matiza que no “hacen negocio” con el encierro y que los socios que quieren ver la carrera pagan “una cuota más para cubrir los gastos que realizamos a lo largo del año”. Además, el 9 de julio, día de la peña, sortean las 15 plazas del balcón entre los miembros del Muthiko.

Chupinazo: 900 euros

El negocio de los balcones también se ha extendido a otros momenticos de San Fermín como el Chupinazo, el Pobre de Mí y hasta la despedida de la Comparsa.

 Mikel Ollo asegura que vivir el Chupinazo desde un balcón de la Plaza Consistorial es una experiencia única: “Desde las alturas hueles el vino, el champán y el sudor. La gente se agolpa en la plaza, la fiesta estalla y los gaiteros salen a tocar. La gente bota y las casas no paran de vibrar. Es increíble. Los clientes se llevan un recuerdo imborrable, para toda la vida”. 

El precio también es excepcional: 900 euros por persona para ser testigo privilegiado del inicio de las fiestas. Aunque parezca mentira, ya está todo sold out. “Es una empresa de Singapur que organiza viajes de fotografía. Vinieron por primera vez en 2017 y este año repiten con 14 alumnos. Tienen el mejor balcón de la Plaza Consistorial, enfrente de Casa Seminario”, afirma Ollo.

Pobre de mí y Comparsa de Gigantes

Destino Navarra también alquila balcones para el Pobre de Mí a 130 euros por persona –las 25 plazas las ha comprado una empresa de Pamplona-– y para la despedida de la Comparsa el 14 de julio en el Ayuntamiento. Los adultos pagan 125 euros y los menores de 12 años acceden gratis. “Son regalos para los niños que están locos con los gigantes. A veces no sabes quién se lo pasa mejor, los abuelos o los nietos”, bromea Mikel.