“Parece que estoy vago, pero no es así”. Mikel Urmeneta pone un año más portada a DIARIO DE NOTICIAS el 6 de julio. Una imagen singular para unos Sanfermines que también lo van a ser. El autor explica que “aunque el dibujo es muy sencillo, muy minimalista, no es porque no haya querido trabajar en la portada sino porque dándole vueltas no veía el dibujar algo masificado por el momento que hemos vivido y que aún estamos viviendo”. Tras dos años de pandemia, la gente está ansiosa por volver a celebrar, “por eso es un dibujo que evoca el regreso sereno de San Fermín que luego cada uno viviremos como queramos”, cuenta el dibujante. “El cielo azul pretende representar la cura del virus, la vuelta a la normalidad, la luz. En medio está un San Fermín, muy esquemático con su báculo y con alas”. Dice también que es “un Santo que tiene alas precisamente de eso, de regreso. Representando la idea de que la fiesta nunca muere pero que nos acordamos de toda la gente que este año no va a estar”.

La portada de Mikel Urmeneta: un santo alado sobre fondo azul, un mensaje sencillo "de alivio, resurrección y normalización". Mikel Urmeneta

En memoria de todos ellos el artista ha querido que el dibujo vaya acompañado de un pequeño escrito de forma implícita: “La Fiesta nunca muere para Azanza o para Goñi, ni para otros amores que visitó la Covid. La Fiesta aplaude. ¡Vuela San Fermín! Festa ez da inoiz etentzen Azantzarentzat edo Goñirentzat, ezta Covidak bisitatu zituen beste amodioentzat ere. Jaia txalotzen ari da. San Fermin hegan!”. Confiesa que frente a la tentación de realizar una obra más extravagante, como ya ha hecho en otras ocasiones, le apetecía hacer algo nuevo. “Como regresa la fiesta es un buen momento para hacer algo de otro estilo”. Al principio sí que estuvo haciendo otro tipo de bocetos, pero al final sintió que lo que encajaba era algo más sencillo, “otras ideas no me funcionaban, y sin embargo, al hacer este San Fermín, enseguida sentí que quedaba mejor ese mensaje sencillo de alivio, de resurrección y de normalización”.

Menos es más

Menos es más. “En este caso el más es más podía resultar un poco perjudicial”. Urmeneta cree que la gente se ha deshecho muy rápido de los amargos recuerdos de la pandemia: “La primera suspensión de las fiestas fue un palo y a la segunda ya llegamos aprendidos. Y todo eso lo hemos olvidado, la mente humana vive el día a día. Ha habido muchísimo sufrimiento, no solo por la gente que ha fallecido sino también por la crisis que ha provocado”. Por eso no quería hacer nada “demasiado desparramado ni juerguista”, explica el autor. Quería transmitir esperanza, “no sé como saldrán los Sanfermines, de momento todo pinta de puta madre, pero es que hace dos días estábamos encerrados y con mascarillas”. Admite que no le ha puesto mascarilla a San Fermín porque “parece que todo se está normalizando”. Pero recuerda que “el virus sigue ahí y existen nuevas cepas” aunque él no ha querido “hablar de ese mal rollo”.

“Hay mucha gente que no saldrá por miedo, por pertenecer a los grupos de riesgo, los datos de los contagios están subiendo… Está claro que el virus no se ha ido. Pero en este momento es mucho más importante comunicar que hay por primera vez en mucho tiempo la posibilidad de salir sin mascarilla, de disfrutar los primeros abrazos, los primeros besos, las primeras juergas”. Admite que “estamos en una situación muy compleja”, pero que “hoy por hoy la noticia es que por fin podemos celebrar los Sanfermines”.

El dibujante quería transmitir un mensaje positivo sin “alentar al mogollón”. Espera que la ilustración invite a la gente a reflexionar: “Aunque es cierto que este año las fiestas se van a poder celebrar sin restricciones porque así se ha decidido”, le gustaría “un San Fermín intermedio por respeto a la cantidad de gente que ya no los va a poder disfrutar”, explica. Por eso también, en forma de respeto, decidió dibujar un San Fermín que no está bailando. La situación le recuerda a lo que “suele suceder con los matrimonios. A veces ocurre que los matrimonios tienen hijos y dejan de hacer vida social y dejan de salir. Entonces el día que salen acaban por los suelos, por la falta de ritmo”. Le preocupa que este año todo el mundo sea “como esos matrimonios”. Porque al fin y al cabo, son unos Sanfermines de transición en los que nadie sabe qué va a suceder. Van a ser unas fiestas singulares y eso le complicó el trabajo. “Al final he representado que San Fermín vuelve, renace y nos trae la fiesta, pero en recuerdo también de toda la gente que no estará”.