Lo siento por los antitaurinos pero estas fiestas va a ser que no. No lo digo por la causa en sí, más que respetable, sino por las ganas de fiesta y de revivir tradiciones. Lo digo por los dos toreros y un rejoneador a hombros a los que ayer se veneró. Lo digo por la marea que ayer inundó la plaza de toros, similar a la que hizo levitar un día antes la plaza consistorial, y la que esperaba en los aledaños al coso, en el recorrido del encierro. Lo digo porque estamos empoderad@s de pasión más que de razón tras vivir cada cual nuestro particular calvario pandémico. Beso a beso me enamoré de tí, Hoy puede ser una gran noche, Sigo siendo el rey. Los temas que más nos ponen se escucharon ayer con otro sabor en el coso, con otra alma, con otras ganas. Hasta El Vino que tiene Asunción, el Torero de Chayanne o la marcha de Radetzky de La Pamplonesa fue otro subidón que se pudo escuchar por todo el planeta. Como dice la canción, Al que no le gusta el vino, es un animal o no tiene un real. Más primitiv@s que nunca y un poco minotaur@s.