El 8% de los navarros ha realizado alguna reclamación durante sus vacaciones, según una encuesta encargada por la Asociación de Consumidores de Navarra Irache, que ha destacado la importancia de recoger todas las condiciones del viaje por escrito y conservarlas. En los últimos dos meses la asociación ha recibido más de 4.500 reclamaciones y consultas.

Entre los casos recibidos por Irache están destacando este verano los problemas con el transporte -18% según la encuesta-. A los retrasos ya habituales de los aviones -si es de tres horas o más en vuelos que salen de la Unión Europea se pueden pedir indemnizaciones de entre 250 y 600 euros por pasajero, en función de la distancia-, se están uniendo problemas vinculados a la pandemia.

Se repiten los casos de consumidores que reservaron un billete para viajar a un país que posteriormente ha endurecido sus requisitos para entrar en él y ahora exige, por ejemplo, un certificado de vacunación que antes no pedía. En algunos casos, los pasajeros no disponen de este certificado -por haber pasado el Covid meses atrás, por ejemplo- y no pueden acceder al país por lo que piden anular el viaje. Si embargo, algunas compañías no están devolviendo el dinero y solo ofrecen un cambio de fechas.

Otras personas se han contagiado de Covid y no pueden viajar. "Aunque es evidente que es una causa de fuerza mayor, algunas compañías aéreas y seguros de viaje están poniendo muchas dificultades para devolver el dinero de los billetes", ha apuntado Irache.

También ha habido casos de pérdida o desperfectos en las maletas tras un vuelo y en los que encuentran problemas para que les compensen. El 12% de los viajeros tiene algún problema con su equipaje. "Lo más importante es interponer un Parte de Irregularidad de Equipaje (PIR) en el puesto de la compañía en el mismo aeropuerto. Conviene rellenar uno por viajero. Una vez completado el PIR, se puede efectuar una reclamación formal: hay un plazo de siete días si es por daño y de veintiún días si es por retraso", ha explicado la asociación.

Las quejas por el hotel, el apartamento o el camping representan un 31% del total. Al igual que con algunos vuelos, se están dando casos de reservas en hoteles, casas rurales y camping en los que el consumidor ha contraído el Covid y está teniendo problemas para que se anule la reserva y se le devuelva el dinero.

Otras muchas reclamaciones tienen que ver con que la imagen del establecimiento y las expectativas que ha creado el propietario no se corresponden con la realidad. Así, un hotel que parecía de lujo pasa a ser de una calidad media-baja y el jacuzzi no está funcionando, el apartamento "amplio y cómodo" es un piso viejo con una sola habitación o el gimnasio del camping es, en realidad, una habitación con dos bicis estáticas y un juego de pesas.

Para evitar situaciones de este tipo, la asociación ha señalado que "siempre es recomendable conseguir que la reserva por escrito incluya datos concretos: número de habitaciones, distancia precisa a la playa, años de antigüedad, metros cuadrados del apartamento, electrodomésticos". "Si, aun así, el alojamiento no es lo prometido, lo mejor es comunicarlo por escrito cuanto antes y atestiguar el problema con documentos o fotografías", ha añadido.

También ha habido quejas por las páginas web que hacen de intermediarias en reservas turísticas. En ocasiones, el consumidor reclama algún incumplimiento y la web se exime de cualquier responsabilidad. Parte de estas quejas son por penalizaciones para cancelar los viajes. Muchas personas se quejan de que en letra pequeña se precisa que el derecho de cancelación gratuita no vale para el mes anterior a la fecha de la reserva, por ejemplo. Cuando quieren cancelar, les dicen que tienen que pagar buena parte del coste, en ocasiones más de mil euros.

Otra queja habitual son las ofertas inexistentes o agotadas de algunos turoperadores, que se utilizan como gancho para que el consumidor contrate algún otro servicio. También ha habido quejas por mensajes engañosos que hacen que el consumidor, incluso una vez ya hecha la reserva, contrate un seguro añadido que encarece el precio, por ejemplo, en setenta euros. O personas que pensaban que habían contratado un camping y después descubrieron que era otro, con un nombre sospechosamente similar, pero situado a cientos de kilómetros y con muchos menos servicios.