Edurne Mugarza Strobl (Pamplona, 1992) es graduada en Bioquímica por la Universidad de Navarra (2014) y estudió un máster especializado sobre investigación del cáncer en Heidelberg (Alemania). Tras terminarlo en 2016, realizó su doctorado en el Instituto Francis Crick de Londres, el laboratorio biomédico más grande de Europa. Es la autora primera de un estudio recientemente publicado en la revista Science Advances, según el cual la inmunoterapia, junto con un fármaco que bloquea una mutación genética que aparece con frecuencia en el cáncer de pulmón, podría constituir una nueva y prometedora terapia combinada para hacer frente a ciertos tipos de tumores pulmonares. Ahora, se encuentra en la Universidad de California (Los Ángeles) realizando un posdoctorado y profundizando en su investigación.

¿Cómo llegó a trabajar en el Instituto Francis Crick de Londres? 

– Más que el Crick, a donde llegué en 2018, me interesó el proyecto que ofrecía el laboratorio de Julian Downward, que es el Director Asociado de Investigación del Crick y el líder del grupo sénior en el Instituto de Investigación del Cáncer. Cuando estaba haciendo unas prácticas del máster en Londres, aproveché para ir a hablar con él y nuestros intereses coincidieron. Luego pasé por el proceso de selección del Crick.

¿De qué manera se desarrolló el estudio publicado en la revista ‘Science Advances’?

– Fue un trabajo de equipo increíble de mucha gente del laboratorio. Varios proyectos que se estaban desarrollando en el laboratorio convergieron en uno y unimos fuerzas para hacer una publicación que abarcara todos los resultados que habíamos obtenido. Yo realicé la mayoría de los experimentos y escribí el artículo. ¡Pero todo con muchísima ayuda del resto de mis compañeros! 

¿Qué tienen de novedosas las conclusiones del estudio? 

– Es un escrito bastante único porque para prepararlo estudiamos los efectos indirectos de un nuevo tipo de fármaco contra el oncogén KRAS (actualmente en ensayos clínicos en pacientes con cáncer de pulmón) y que es específico para el tumor en el sistema inmune. Hemos descubierto que gran parte de la eficacia del fármaco (que a priori solo debería afectar a las células tumorales) se debe a una activación del sistema inmune que consigue atacar al tumor. También hemos analizado este mismo fenómeno en varios modelos con distintos niveles de eficacia, lo cual puede ofrecer información acerca de qué tipo de pacientes podrán responder mejor a esta forma de tratamiento.

Ahora está realizando el postdoctorado en Los Ángeles. ¿En qué consiste su trabajo allí?

– Para mi postdoctorado estoy trabajando en otro tipo de tratamiento contra el cáncer que consiste en generar células inmunes específicas para combatir el tumor y administrarlas a los pacientes. Es un tratamiento novedoso que de momento solo ha resultado eficaz a la hora de contrarrestar leucemias y todavía queda mucho trabajo por hacer antes de que podamos trasladarlo a tumores sólidos. En mi trabajo estudiaré este tipo de terapia aplicado a pacientes con melanoma, combinando trabajo de investigación llevado a cabo dentro del laboratorio con un ensayo clínico.

¿Cómo ve la situación de la investigación en Navarra? ¿Se plantea volver?

– Desgraciadamente hoy en día todavía hay más oportunidades (y mejor remuneradas) en el extranjero. Yo espero que la situación mejore en los próximos años y de esta manera pueda pensar en volver. Para el campo de la inmunoterapia en particular, parece que, como en todo el mundo, en España es un campo que se encuentra en auge, así que ojalá haya más oportunidades en el futuro.