342 maltratadores tuvieron que realizar un programa terapéutico

El diseño de la red alternativa al centro penitenciario es prácticamente un menú a la carta para combatir todo tipo de problemáticas que llevan a una persona a cometer un delito o para concienciarle de la envergadura de la infracción penal que ha dejado entre sus antecedentes. Por ello, los programas y talleres –al margen de los trabajos comunitarios– diseñados específicamente para sensibilizar sobre ciertas materias alcanzan a los ámbitos de los más varias. Existe el programa Proseval, para concienciar sobre seguridad vial, con una duración mínima de un año y al que se someten personas condenadas por un delito de tráfico y con una condena a más de 90 días de trabajos comunitarios. En caso de que su condena sea a entre 60 y 90 días de trabajos se le abre la oportunidad de realizar Taseval, un taller de seguridad vial que en este caso tiene una duración de 2 y 3 meses y que tiene un carácter más formativo. Existen igualmente los programas para tratar desde la desintoxicación de drogas hasta las enfermedades mentales graves o incluso las patologías duales. Uno de los programas de intervención con más éxito entre las penas y medidas alternativas es el que Priama, que se trata de un programa terapéutico para agresores de violencia de género. En total 274 penados realizaron este programa. Y hubo hasta 342 condenados por violencia machista que se sometieron bien al Priama o que fueron derivados a los servicios sociosanitarios o bien trasladados a otro servicio de penas alternativas.