Las universidades presenciales de Navarra combinan la puesta en marcha de medidas de ahorro energético con inversiones en energías renovables para afrontar el incremento de los costes y avanzar hacia unos campus más sostenibles.

La Universidad Pública de Navarra ha aprobado una serie de medidas de ahorro ante la crisis energética global y un incremento de los costes que triplicaron su factura. Entre las más relevantes destacan la modificación de los valores de referencia de temperatura de los interiores que serán de 20 grados en invierno y 26 en verano y la imposibilidad de regular manualmente la temperatura y el uso de aparatos individuales de climatización.

Además se contempla el cierre de ciertos espacios en función de la época del año así como la desconexión de luces ornamentales no necesarias, la revisión del funcionamiento de los equipos de los laboratorios o la incorporación de cláusulas de eficiencia energética en los pliegos de adquisición de equipamiento.

Por otra parte, para aumentar la suficiencia energética, se prevé instalar un sistema de captación fotovoltaica en Arrosadia que permitirá a la UPNA reducir en 2024 su consumo de fuentes no renovables en un 30% y la factura, en un 40%. También se prevé incrementar la producción fotovoltaica en Tudela, crear un sistema de aerotermia en el edificio de Agrobiotecnología y aislar los edificios.

La Universidad de Navarra, por su parte, procurará modular la temperatura en interiores para que se sitúe en torno a los 19 grados en invierno y los 27 en verano, retrasar el encendido de la calefacción hasta que el tiempo lo permita y reducir las horas en las que está conectada. “El objetivo es aplicar medidas que compaginen la racionalización del gasto con el mantenimiento de las condiciones para que alumnado y profesorado puedan estudiar y trabajar”, afirma el gerente de la UN, Álvaro Balibrea, que señala que se estima (con los precios actuales) que el gasto en gas y electricidad se incremente este curso un 35% (de 16,6 a 22,5 millones).

A medio plazo, la UN plantea la desconexión de las fuentes de energía que emiten CO2 del edificio de Arquitectura para 2025. Un proyecto que se trasladaría al resto.Además se prevé invertir en fuentes de energías limpias mediante proyectos de autoconsumo con placas fotovoltaicas, geotermia o una pila de hidrógeno que abastezca de energía a algunos edificios.