El visón europeo se encuentra en peligro crítico de extinción y sus poblaciones en las cuencas del Golfo de Vizcaya se han visto diezmadas, entre otros factores, por atropellos y la expansión del visón americano, especie exótica invasora de mayor tamaño con la que compite por espacio y alimento. Con el objetivo de devolverle el lugar que le corresponde, el proyecto Life Kantauribai, cofinanciado con fondos europeos y centrado en la renaturalización de ríos, buscará conocer el estado de la especie a ambos lados de la frontera entre España y Francia, así como recuperar su hábitat y el de otras especies autóctonas, como el desmán ibérico.

En paralelo, trabajará en la erradicación de especies exóticas invasoras, como el coipú, herbívoro devastador para la vegetación de ribera y la agricultura por su gran voracidad, y el visón americano, ambas llegadas a Europa de la mano de industria peletera.

Kantauribai actuará en cinco cuencas del Golfo de Vizcaya: Oria y Urumea, entre Navarra y Gipuzkoa; Nive y Nivelle, entre Aquitania (Francia) y Navarra, y Bidasoa, compartida por las tres regiones, en las que se eliminarán 25 presas, se permeabilizarán otras siete y se trabajarán con especies de peces y mamíferos.

Los trabajos con el visón europeo se centrarán, fundamentalmente, en acciones de monitoreo para tratar de saber cuántos quedan, explica el experto del Servicio de Fauna y Flora Silvestre de la Diputación de Gipuzkoa, Aitor Lekuona. Diezmada por la degradación de su hábitat por la actividad humana, la “puntilla” para la especie ha sido la proliferación de visón americano, una especie que vive en los mismos lugares, come lo mismo, ocupa el mismo nicho ecológico y es más grande y fuerte.

Con el objetivo de erradicar de la zona al visón americano, utilizarán una metodología basada en la colocación de plataformas flotantes en los ríos, que ha sido desarrollada y probada con éxito en Reino Unido. Se trata de una especie de balsa equipada con un tubo con arcilla en su interior, que hace las veces de túnel y que atrae al visón, que lo percibe como una zona de juego. Al entrar, deja impresas sus huellas, lo que permite detectar su presencia y es ahí cuando se colocan trampas para capturarlo.