Tras más de 20 años de espera, el pasado 20 de abril se puso en marcha un nuevo baremo de valoración para la discapacidad, que incorpora factores como la limitación en las actividades diarias y la restricción en la participación social, además de la deficiencia, que sigue siendo el elemento clave en el baremo.

Sin embargo, la nueva forma de valoración oficial en todo el Estado genera muchas dudas, ya que factores que antes no derivaban en un porcentaje de discapacidad, ahora lo hacen. Además, muchos tienen miedo de perder las ayudas recibidas en caso de una posible reducción del porcentaje por debajo del conocido 33%, el límite para las ayudas.

Así, cientos de personas se han reunido en el Civican para asistir a una jornada celebrada por COCEMFE para “aportar un poco de luz” sobre la cuestión, con las intervenciones de Javier Zugasti, director del centro de valoración de la discapacidad; Carmen Maeztu, consejera de derechos Sociales; Anxo Queiruga, presidente de COCEMFE estatal; Olga Cuirán, terapeuta ocupacional del centro de valoración; y Cristina Mondragón, presidenta de COCEMFE Navarra.

Mayor reconocimiento

Hasta 9.000 navarros y navarras que viven a espaldas de posibles ayudas, podrán obtener un reconocimiento de su discapacidad. Mondragón ha afirmado que “llevamos 20 años esperando un nuevo baremo que saque de la sombra a personas que conviven con el dolor, con brotes, con enfermedades raras, y el obstáculo añadido de no tener reconocida su discapacidad, personas que se sienten invisibles. Para muchas, no tener el certificado es sinónimo de estar bien y siguen con dificultades en su vida diaria”.

El baremo en detalle

La nueva forma de valoración se subdivide ahora en cuatro baremos. El primero analiza las deficiencias físicas en el sentido médico tradicional y se usa como criterio principal. Zugasti ha relatado cómo “es el único valor estable y permanente, se puede analizar de forma objetiva”. En este sentido, ha comentado que una amputación es algo definitivo mientras que los brotes son modificables.

El segundo baremo atiende a las limitaciones en la vida diaria y se usará para otorgar la tarjeta de parking. Como novedad, para obtener dicha ayuda “ya no nos atenderemos únicamente a problemas con las extremidades inferiores, sino que, por ejemplo, personas con discapacidad intelectual también la podrán obtener”.

El tercero considera las barreras del sujeto a la participación social. Sin embargo, al ser un factor tan subjetivo y al obtenerse la información preguntando al individuo, “si consideramos que el testimonio no es fiable, el aspecto no será tomado en cuenta”, ha señalado Zugasti. 

Por último, el nuevo baremo incluye una subdivisión para evaluar las barreras contextuales y ambientales. “Este nuevo baremo permite identificar las barreras más habituales e intentaremos mitigar sus efectos”. 

Se mantiene el 33%

Ante las preguntas sobre la re-valoración con el nuevo baremo, Zugasti ha explicado que “en caso de que el caso de la persona siga igual, si en el anterior baremo se le reconoció un 33%, mantendrá el porcentaje con las ayudas. Otro caso es que mejore de forma permanente”.