Este viernes 2 de junio de 2023 es el Día Mundial de Acción Contra el TCA. Trastornos de conducta alimentaria, que no son pocos. Anorexia, bulimia, trastorno del atracón, obesidad, vigorexia, ortorexia, potomanía, ebriorexia… Muchas veces ocasionadas por una distorsión de la realidad o por un estado de nerviosismo o ansiedad que les lleva a ello.
A nivel estatal se registran más de 40.000 casos por TCA. Se estima que los trastornos alimentarios afectan en todo el mundo a siete de cada 1.000 mujeres y a uno de cada 1.000 hombres. Los trastornos de la conducta alimentaria los sufren en mayor medida las mujeres (90%) en comparación con los hombres (10%). Una niña empieza a odiar su cuerpo desde que el mismo comienza a desarrollarse. Odiando su futuro cuerpo de mujer. Pero nadie nace detestando su cuerpo. La sociedad impone una serie de cánones, como se ha hecho a lo largo de la historia, que crean ideales de belleza inalcanzables. Uno de los principales referentes que todas hemos tenido, y tienen las niñas que vienen detrás, es Disney. Querida lectora o lector, dime una princesa Disney que sea gorda, tenga curvas o no cumpla con un cuerpo normativo actual. Ninguna, ¿verdad? En cambio sí que podemos encontrar personajes más voluptuosos si miramos las villanas o seres más cómicos de nuestras películas favoritas. Porque la gorda en estos cuentos nunca es la guapa.
Con todo el revuelo que ha existido en torno al estreno del live action de ‘La Sirenita’, simplemente por el color de su piel, pasa desapercibido un detalle. ¿Nadie se ha querido dar cuenta que los cuerpos de las princesas son de modelos y que pocas niñas se pueden sentir realmente identificadas con ellas? ¿Habéis visto alguna sirena gorda? ¿Alguna princesa con esos vestidos tan elegantes con más busto, caderas y algo más de volumen en su trasero? Ya os digo que no. La gordofobia en Disney lleva pegando fuerte desde tiempos inmemorables. Todos nos escandalizamos y defendemos a capa y espada que Ariel puede ser de cualquier tonalidad de piel. ¡Que todas las niñas se puedan sentir una sirena! Pero podéis ser sinceros,que sea gorda no os encaja tan fácilmente.
Si hacemos un repaso de las últimas películas que Disney ha hecho a modo ‘live action’ podemos encontrar varios casos de gordofobia. Comenzamos con Cenicienta. Lily James tuvo que someterse a una dieta estricta de líquidos para poder entrar en el famoso vestido azul. Una experiencia, que según la actriz “no fue nada agradable”. ¡Con lo fácil que hubiese sido añadir un poco más de tela a la cintura del vestido! Otro caso mediático fue el de Emma Watson al protagonizar a Bella en ‘La Bella y la Bestia’. Se le exigió adelgazar para que su personaje fuese más similar a la versión original. A lo que Watson contestó con un rotundo no. No iba a cambiar su cuerpo para crear un prototipo que se escapaba de la realidad. Esto no quiere decir que una actriz tenga más determinación que otra. Muestra como la presión de la industria y la sociedad lleva a estos extremos.
Da la casualidad que siendo niña, no hace tanto de ello, me gustaban mucho estas películas. Ahora mismo me siguen gustando, transportando a mi infancia y descubriendo detalles que antes pasaban desapercibidos. Porque con apenas 3 o 5 años, aunque me encantaba bailar debajo del mar, reconozco que Ariel no me parecía muy inteligente. Una pedazo de sirena, con esa melena roja y un cuerpo de infarto, que cambie su voz por un par de piernas para que un príncipe que apenas se acuerda de ella le vea. Como diría Úrsula, “¡patético!”. Porque acude a la cueva de la señora gorda, que es la villana más temida de los 7 mares, a pedir ayuda.
Pues resulta que la fea, gorda y mala en realidad es la más inteligente. Es sensual a su manera, vive sola, independientemente sin depender de nadie y que cuando llegas a adulta te das cuenta que es “la puta ama”. Se acepta tal y como es, no cambiaría sus tentáculos por nadie y si tiene que cumplir algo que sean sus propios objetivos. Ahora bien, no digo que enseñemos a las niñas de hoy en día que la villana del cuento es el modelo a seguir. No. Si tú a una persona le dices desde pequeña que su cuerpo no tiene nada de malo, le darás el mejor consejo de su vida. Porque se dará cuenta que la vida va más allá de lo que dice un número o talla. Hagámonos un favor, no presumamos de tolerancia y supremacía moral cuando todavía nos escandalizamos por ver los michelines del otro, gracias.
