Prácticamente todo el mundo ha oído hablar alguna vez de Alcohólicos Anónimos, pero no son tantos los que realmente conocen qué es exactamente. La asociación celebra su 88 aniversario este sábado, conmemorando la fecha en la que un médico y un broker de la Bolsa de Nueva York descubrieron el beneficio que les reportaba el compartir sus experiencias y sus sentimientos para controlar los impulsos de beber. Sucedió en 1935 en la ciudad estadounidense de Akron, y desde entonces, millones de personas de todo el mundo han compartido su historia en pequeñas comunidades en las que el deseo de dejar de beber es el único requisito de entrada.

Tienen un funcionamiento completamente asambleario, en el que todas las decisiones se adoptan por votación. Además, no pagan cuotas ni reciben ningún tipo de subvención, y sólo se mantienen a través de sus propias contribuciones. De esta forma pretenden salvaguardar la independencia de la asociación, cuyo único objetivo es mantenerse sobrios y ayudar a otros alcohólicos a dejar la bebida.

En Navarra existen 17 grupos repartidos por la geografía de la comunidad, 6 de los cuales se encuentran en Pamplona, y procuran reunirse todos los días de la semana, si no es en un lugar, en otro. Los números de teléfono disponibles son 948241010 y 609478341, a los que Teresa y Rafa, miembros de la asociación durante años, animan a llamar a cualquiera que se encuentre en esa situación. “Es la mejor decisión que he tomado en mi vida”, aseguran.

Ambos miembros recuerdan que Alcohólicos Anónimos no es una ONG, por lo que no ofrece servicios de asistencia social; no proporciona medicamentos ni diagnósticos, ni servicios psiquiátricos; ni tampoco hace seguimiento de sus miembros, ni les vigila para comprobar que no beben. Lo que sí hace es ayudar a no beber y ofrecer ayuda a los alcohólicos para ayudarse a sí mismos y lograr la sobriedad: “Aquí sólo se sugiere, jamás se impone nada”.

Alcoholismo, una enfermedad

Rafa y Teresa ven fundamental hacer pedagogía para que la sociedad “entienda de una vez por todas” que el alcoholismo es una enfermedad crónica por la que una persona siente deseo incontrolable de tomar bebidas alcohólicas, “y así lo reconoció la Organización Mundial de la Salud en 1971”. Pese a ello, lamentan que “todavía existe un gran estigma social”, porque la sociedad culpabiliza al alcohólico de su situación sin tener en cuenta los factores sociales, genéticos o de salud mental que provocan el alcoholismo.

“Es una enfermedad que se puede detener, pero no curar”, aseguran, por lo que es “fundamental” darla a conocer para evitar esa culpabilización, “porque es lo primero que hacemos los alcohólicos, culparnos a nosotros mismos”. “Ser consciente de que es una enfermedad y tú no tienes la culpa es un gran alivio”, reconocen. Precisamente por ser una enfermedad, en muchos casos, las reuniones de los grupos deben compatibilizarse con atención psiquiátrica.