Poco antes de las 10.30 horas, la mutilvera Ana Sáenz Fernández, de 17 años, ha puesto el punto y final a la EvAU. Con enorme satisfacción y cierta sensación de alivio, esta joven, que tiene baja visión aguda, ha superado un nuevo reto y está más cerca de conseguir su sueño de estudiar Psicología. Su mensaje es claro. “Parece muy difícil y hay mucha presión, pero con el apoyo de mi familia, amigas y profesorado se supera. Me gustaría decirles que no se rindan, que cuesta pero que con esfuerzo se consigue y merece mucho la pena”, ha afirmado al término de su último examen de Historia de la Filosofía.

Ana Sáenz es una de los 217 estudiantes que han solicitado este año la adaptación de las pruebas de acceso a la universidad en Navarra, un 33% más que el pasado 2022. La mayoría (124) requieren esos apoyos por tener trastorno de déficit de atención y/o hiperactividad (TDA o TDAH) mientras que otros 37 presentan dificultades específicas de aprendizaje como dislexia. Además, una docena tienen necesidades educativas especiales y 43 han pedido adaptaciones por problemas relacionados con salud. 

En el caso de esta joven mutilvera, su baja visión (tiene un 5% en el ojo derecho y casi nada en el izquierdo) le impide realizar los exámenes con normalidad. “Necesitó tener una lupa que me agranda la pantalla del ordenador y me amplían el tiempo para realizar los exámenes: 30 minutos más y 1 hora en Matemáticas y Economía”, ha explicado Sáenz

Su historia es sin duda un ejemplo de lucha y superación. Nació con visión normal pero Ana no lo recuerda ya que cuando tenía tan solo 3 años tuvo cáncer, enfermedad que felizmente superó pero que le dañó la vista para siempre. Tanto en el colegio público San Pedro de Mutilva como en el IES Mendillorri (modelo D), esta estudiante se ha sentido arropada al contar con los recursos y apoyos necesarios. “En el cole siempre tuve mucha atención. Estaba en una clase muy pequeña y además tenía una profesora PT de apoyo en el aula. En Primaria además salía de clase con ella por si necesitaba ayuda con alguna asignatura”, ha recordado Sáenz, que desde siempre tuvo una lupa que se conectaba y me permitía ver la pizarra. “La que tengo ahora me la dejó la ONCE en 6º de Primaria y el ordenador es del Creena y se lo tengo que devolver cuando cumpla 18 años”, ha añadido.

En el instituto, a pesar que la dificultad de los estudios crece, la experiencia siguió siendo satisfactoria. “Siempre me han ayudado muchísimo. Me han dejado más tiempo en los exámenes y, si no era posible, me los hacían más cortos”, ha explicado Sáenz, que agradece el apoyo incondicional de sus padres, hermanos (tiene una melliza y otro mayor) y amigas, así como del profesorado. “Siempre me han animado a seguir estudiando. Nunca pensé que no podría hacerlo aunque no sabía si me decantaría por la FP o la Universidad”, ha señalado.

Su esfuerzo y capacidad de trabajo unido al apoyo de su círculo más cercano le han llevado hasta la EvAU. “Estoy muy contenta aunque algunos exámenes me han salido mejor que otros. Matemáticas me salió fatal, nunca se me han dado bien”, ha confesado entre risas. Esta joven es consciente de que a diferencia de sus amigas ella no tiene la presión de la nota de corte. “La UPNA reserva un cupo de plazas (5%) para personas con discapacidad por lo que, en un principio, si apruebo la EvAU podré estudiar Psicología. Aún así, echaré en otras universidades por si acaso”, ha explicado Sáenz, que reconoce que “al principio se negaba a acceder por cupo. Quería sacar la nota que exigen (11,4) y entrar como el resto. Era puro orgullo. Pero al final debo admitir que lo tengo más complicado”.

Y es que esta joven derrocha valentía por todos los poros. Y le van los retos. De hecho, su sueño hubiese sido salir de Navarra e ir a estudiar a otra ciudad. “Al final mis padres me recomendaron quedarme aquí. Quizá irme sola a otra ciudad el primer año era demasiado porque el primer año es más complicado, el impacto de pasar del instituto a la universidad... Aquí me pueden ayudar mis padres y seguro que tendré amigas que, aunque no estudien la misma carrera, estarán en la UPNA y me podrán facilitar las cosas”, ha remarcado Sáenz. Ahora bien, su intención es poder participar en el programa Séneca (similar al Erasmus pero en España) y vivir la experiencia de estudiar fuera.

Esta futura psicóloga es consciente de que ejemplo puede servir de ejemplo a muchos estudiantes que estén en situación similar, ayudarles a no tirar la toalla y cumplir sus sueños. “Yo tuve de ejemplo a una amiga de la ONCE que no tenía resto visual y se presentó a la EvAU hace un par de años. Siempre he pensado que si ella lo ha conseguido, que tiene más dificultad que yo, yo también podría. Me ha ayudado mucho”, aseguró esta joven a la que le espera un verano apasionante: el clásico viaje a Salou con sus amigas, San Fermín y un largo estío en El Cortijo, su pueblo riojano. .