Aquellos días del mes de diciembre de 2020 no se le olvidan fácilmente a Miren (nombre ficticio), una pamplonesa de 65 años a la que una red de ciberdelincuentes le birló de su cuenta de ahorro más de 62.000 euros. Fueron nueve transferencias que estuvieron a punto de arruinarle la jubilación para siempre. Los ahorros de una vida evaporados de la noche al día.

Miren, que está hoy ya jubilada, pero cuando sufrió una de las mayores estafas denunciada por un particular que ha investigado la Policía Nacional en Navarra en los últimos tiempos, aún estaba activa laboralmente cuando sucedieron los hechos. “Todo pasó en una cuenta de ahorro con la que no operaba. Días antes de las Navidades de 2020, me llamaron desde la central de mi entidad bancaria y me dijeron que había un serie de transferencias extrañas con cantidades que iban de 5.000 a 7.000 euros. En total, unos 62.000 euros”, recuerda Miren.

Cuando Caixabank contactó con ella, habían transcurrido cuatro días desde que se habían realizado las transferencias: todas ellas tenían como destino cuentas cuyos titulares eran desconocidos para ella. “Cuando me lo contaron, por poco me da algo. Estaba hecha polvo, consternada, aterrorizada. Eran los ahorros para mi futuro, era el seguro de mi jubilación”, rememora Miren. “Fui a hablar con mi gestora a la oficina de Pamplona, que me dio una serie de documentación en la que aparecían los movimientos. Con ella, fui inmediatamente a presentar una denuncia en la Policía Nacional”.

Cuando echa la vista atrás, Miren asegura que se acuerda de Antonio, el inspector de la Policía Nacional que la atendió cuando en diciembre de 2020 acudió a la comisaría de Pamplona a denunciar lo ocurrido. “Recuerdo que me dijo que me parecía a su madre”, apunta Miren. Miembro del Grupo II de la Brigada Provincial de Policía Judicial, el inspector le recibió en las dependencias de la calle General Chinchilla. “Al ser una cantidad importante de dinero, desde el Grupo II recopilamos directamente toda la información para realizar los oficios judiciales y poder paralizar el dinero lo antes posible”, indica.

En este sentido, el inspector de la Policía Nacional recalca que en estafas bancarias, la rapidez en denunciar es fundamental. “Gracias a que ella lo hizo muy bien, a que puso una reclamación en su banco y acudió rápidamente a denunciar, pudimos recuperar prácticamente el 75% del dinero que le habían estafado. La rapidez en la denuncia es muy importante, porque estas organizaciones criminales empiezan a mover el dinero de una cuenta a otra, de un banco a otro, de un país a otro, incluso lo sacan en efectivo de cajeros automáticos, lo que diluye su rastro”, subraya el investigador.

El engaño que sufrió Miren fue un caso típico de phising u obtención de datos bancarios mediante la suplantación de la aplicación de telebanca de su entidad bancaria. “Con la información que nos facilitó, concluimos que seguramente se descargó una aplicación que no era la auténtica de su entidad, sino una falsa”, comenta el inspector de la Policía Nacional.

La investigación de este caso aún sigue abierta y “seguramente habrá personas imputadas, aquellos titulares de las cuentas bancarias a las que se transfirió el dinero. Son personas reales, mulas o intermediarios que mueven el dinero para la organización delictiva. En este caso no son identidades usurpadas para abrir las cuentas, sino que son personas reales”, señala el inspector. “En todas las organizaciones criminales, las cabezas están más protegidas y es más difícil llegar a ellas”, admite.

Gracias a la rápida denuncia por parte de Miren, la Policía Nacional y la entidad bancaria pudieron paralizar las transferencias que correspondían a 47.000 euros. “Bloquearon todo el dinero que pudieron en las cuentas a las que había sido transferido y me lo reintegraron. Sentí un gran alivio, pero había otros 15.000 euros que no pudieron paralizar y que desaparecieron de mi cuenta”.

PLEITO CON SU BANCO

Después de conseguir que se bloquease la mayor parte del dinero, que fue reintegrado a su cuenta, Miren intentó que Caixabank se hiciese responsable de las transferencias irregulares y que también le fuese devuelta la cantidad restante. “Hablé con mi gestor y me dijo que ellos no se hacía cargo. Intenté hablar con el jefe de la oficina, pero no me lo permitieron, tampoco hacer ningún tipo de reclamación. Les dije que entonces tendrá que ir a juicio. Me asesoré y me puse en contacto con un despacho de abogados especializados en phising o estafas bancarias”, relata Miren.

Los abogados de Pamplona con los que contactó le dieron esperanzas. “Me dijeron que tenía posibilidades de ganarlo y que si había que llegar al Supremo, llegaríamos”. El juicio se celebró en marzo en la Audiencia Provincial de Navarra, que dio la razón a Miren en su reclamación. “Ganamos el juicio, asombrosamente, porque yo no me lo esperaba. Caixabank no recurrió, por lo que la sentencia fue firme, y ya he recuperado mis ahorros”, celebra la víctima de la estafa.

El inspector de la Policía Nacional incide en varias claves para prevenir estos fraudes. “Lo primero es la educación, saber qué estamos usando, qué estamos haciendo; lo segundo es desconfiar: desconfiar de llamadas telefónicas, correos electrónicos, whatsapp... de todo aquello que se sale de lo habitual y que no tiene una persona a la que ves la cara, porque nadie da duros a cuatro pesetas; y tener mucho sentido común, porque nadie te va a regalar un barco, ni un piso... Y lo mismo pasa con altas rentabilidades en inversiones”, incide.

Tras el episodio que estuvo a punto de arruinar su jubilación, Miren ya no opera con su banco por Internet. “Puedo realizar consultas, pero pedí que me bloqueasen todo. Ya no se pueden hacer ni transferencias. Así me evito riesgos y puedo vivir más tranquila”, concluye, antes de reiterar “todo el agradecimiento a la Policía Nacional por todo lo que hicieron”.