La recuperación de los estragos causados por el fuego este verano en Navarra requerirá tiempo y, aunque será cada entidad local la que decida cómo será el proceso de reforestación en sus terrenos, desde el Gobierno de Navarra se recalca la importancia de generar espacios o discontinuidades en el monte, para evitar extensiones arbóreas continuas de gran superficie y posibilitar la creación de mosaicos con otras especies, que junto con el fomento de puntos de agua y la ganadería extensiva, son algunos de los pilares sobre los que se asentará la prevención de futuros incendios.

Una vez extinguidas las llamas, desde el primer momento, tanto el personal del Guarderío de Medio Ambiente, como el personal técnico de Medio Ambiente, iniciaron el proceso de cuantificación de superficie quemada, así como el análisis de la afección. Ante la necesidad de extracción de la madera y a los efectos de obtener conclusiones sobre el estado de los montes quemados y su comercialización, se ejecutó un aprovechamiento forestal con carácter urgente. 

Ya en el pasado mes de agosto se concedieron las primeras autorizaciones para el aprovechamiento forestal de los montes quemados y con un volumen estimado de 80.000 metros cúbicos. “Como marco de referencia, hay que tener en cuenta que en Navarra se aprovechan anualmente alrededor de 450.000 metros cúbicos”, señalan las mismas fuentes. Una vez finalizada esta primera fase relativa a la extracción de la madera, concluidos los trabajos de inventario y autorizada la corta del arbolado, las entidades locales como propietarias de estos montes comenzaron los procedimientos de venta. 

Segunda fase de la recuperación

En la actualidad, el Departamento de Desarrollo Rural y Medio Ambiente se encuentra inmerso “en la segunda fase del proceso, que es la que aborda la restauración del terreno forestal quemado, que se decidirá tras poner en común con las entidades locales las alternativas existentes en relación con la recuperación de los montes afectados. En todo caso, se respetará la decisión de cada entidad local”.

Por ello, la Dirección General de Medio Ambiente ha mantenido una serie de encuentros técnicos con las entidades locales propietarias de los montes para asesorarlas y consensuar los pasos que seguir. Son unos contactos que ya se han mantenido con representantes de Lerga, Eslava, Ujué, Gallipienzo y San Martín de Unx; con representantes del Ayuntamiento de Tafalla y del Concejo de Olleta; con representantes de los Ayuntamientos de Arguedas y Valtierra; y también con Obanos, Legarda, Salinas de Oro, Guirguillano, Arraiza, Zabalza, Belascoáin, Undiano, Astráin, Uterga y Guesálaz, además de Los Arcos y Lumbier. 

Protocolos a medida

A partir de ahí, los protocolos serán a la medida de cada caso. Por ejemplo, en Tafalla, en las masas de pino alepo afectadas “se considera que se obtendrá una importante regeneración natural con decenas de miles de plantas por hectárea, ya que esta especie abre sus piñas cuando es afectada por el fuego”. Por su parte, en el Concejo de Olleta “se prevé que sus montes, cubiertos por robledales y matorrales mediterráneos, se recuperen de forma natural, principalmente por rebrote de estas especies”. Esta recuperación “esperamos que se confirme en la primavera, momento en el que podremos valorar la necesidad de realizar labores de acompañamiento a esta regeneración natural”, indican desde Medio Ambiente.

Pero lo que es común, inciden estas mismas fuentes, y “así se ha trasladado a todas las entidades locales, es la importancia de generar esos espacios o esas discontinuidades en el monte, evitando formaciones arbóreas continuas de gran superficie y posibilitando la creación de mosaicos con otras especies, además del silvopastoreo, fomentando puntos de agua y la ganadería extensiva. Para que la historia no se repita.