La fábrica de trabajo clandestina desmantelada por la Guardia Civil y la Agencia Tributaria en la localidad navarra de Aldatz (Larraun) pasaba completamente desapercibida para los vecinos de la zona. Situada a unos 500 metros del núcleo urbano, el exterior de las instalaciones era el propio de una vaquería, pero en su interior se producían hasta un millón de cigarrillos al día.

En el interior de la nave, los cabecillas de la trama desmantelada habían construido una nave secundaria, lo que conformaría una especie de cofre, que contenía todo el entramado correspondiente a la fábrica clandestina y que habían ocultado con paja para que desde el exterior simulara estar totalmente ocupado por este producto.

La zona de acceso al interior estaba oculta por una zona dedicada para carpintería y material agrícola, todo lo cual debía ser movido con maquinaria elevadora para dejar paso a una puerta corredera. De esta forma se trataba de evitar la detección del taller de fabricación en una posible inspección.

La actividad fraudulenta de la fábrica pasaba totalmente desapercibida para los vecinos de Aldatz, ya que simulaba la de una granja. De hecho, en la nave adyacente se encuentra una explotación ganadera.

Maquinaria moderna

La maquinaria utilizada para la fabricación de los cigarrillos era "relativamente moderna", según explicó Roberto Pérez, delegado especial de la Agencia Tributaria en Navarra, quien indicó que este tipo de negocios clandestinos suelen recurrir a máquinas viejas que se retiran de la producción legal. La máquina hallada en Aldatz está valorada en unos 500.000 euros y procedía de China.