La salud mental en los jóvenes ha sido el centro de debate este domingo en 'Salvados'. El espacio que presenta Gonzo ha contado con dos invitados de excepción que han compartido sus problemas: la cantante navarra Amaia Romero y el actor de 'La casa de papel' Jaime Lorente, dos referentes de la juventud actual.

AMAIA ROMERO Y SU EXPERIENCIA TRAS 'OT'

La artista cuenta que después de ganar 'Operación Triunfo' con solo 19 años empezó a notar "que algo no iba bien". "Desde que terminó 'Operación Triunfo' estuve un año entero sin ser consciente de lo que había pasado y de lo que me estaba pasado en ese momento. Estaba dejándome llevar, con el cerebro en otro sitio. Hacía lo que me decían". Tras el 'talent show' se fue a vivir a Barcelona y nueve meses después se dio cuenta de que no le apetecía quedar con gente, "no me apetecía salir de casa, estaba desganada con todo y no entendía por qué".

Tras una conversación con su hermano, Amaia empezó a darse cuenta de lo que estaba sucediendo: "Me veía sin derecho a sentirme mal porque lo tenía todo". "Ahora me siento más segura, con más confianza en mi misma. He empezado a ir al psicólogo y estoy más asentada en general. Antes lo veía como algo excepcional, pero ahora lo veo como ir al médico", afirma la joven de Mendillorri.

Ahora que ya se siente más asentada, también ha querido compartir uno de los rasgos de su personalidad que no la ayudaron demasiado a la hora de gestionar todo el 'boom' de 'Operación Triunfo': "Soy muy insegura, con muchos prejuicios. Pero el programa fue la gota que colmó el vaso. Cuando iba al estudio a componer con artistas siempre me sentía pequeña, con miedo a que se dieran cuenta de que no valgo o a decepcionar", confesaba durante su intervención en 'Salvados'.

Además, la navarra también quiso comentar la presión que suponen en muchas ocasiones y para mucha gente las redes sociales debido a las comparaciones que surgen en ellas: "A veces me comparo con otra gente y me hace sentir fea, con miedo a mostrarme por lo que pudieran decir. Es una presión.", ha reconocido Amaia y ha confesado que "Cada día pienso en quitarme las redes, pero al final es verdad que es parte de mi trabajo".

Los medios de comunicación. "Siempre va a haber gente a la que le gustes ya la que no, es imposible gustar a todo el mundo. Siempre hay que aceptar que van a haber críticas que te pueden molestar, pero que van a estar ahí y no puedes hacer nada". Pero, ¿cómo lleva la pamplonesa las críticas? "Por ejemplo, artículos que salían de que llevaba los sobacos sin depilar". Confiesa que no entendía "cómo un periodista se tomaba su tiempo en escribir eso sobre su persona": "No me cuadraba".

JAIME LORENTE Y LA SOBREEXPOSICIÓN DE 'LA CASA DE PAPEL'

Lorente, que tenía 25 años cuando el 'boom' de 'La casa de papel', reconoce durante la entrevista que "no es heroico ni valiente hablar del tema", y se ha mostrado orgulloso de "normalizar el tema y saber lo importante que es para mí y para los que me rodean".

El protagonista de 'El Cid' ha confesado durante el programa cómo afectó el éxito de 'La casa de papel' a su vida en un primer momento: "Mi relación con el trabajo siempre ha sido la vocación y el amor. Estaba feliz haciendo teatro y ganando justo para unas cervezas, pero de repente llego a Madrid, con 25 años, y mi segundo proyecto es la serie de Netflix, que revienta y soy una persona triste. Ahora que había conseguido lo que siempre pensé que quería me fui al pozo", explicaba el actor.

"Eran días de querer dejarme todo, pensaba que había luchado por un sueño que no era mío. Creía que no tenía derecho a conseguir lo que había conseguido. Tenía un estrés y una ansiedad brutal", ha desvelado el murciano que, sin embargo, reconoció que, al igual que le había ocurrido a Amaia, algo de todo aquello ya venía de antes y tenía mucho que ver con su personalidad: "Todo venía de antes, aunque esto hizo que se potenciara. El miedo a no sentirme querido, a fallar, ya lo tenía. 'No soy lo suficiente' es la frase que más me he repetido en mi vida", explicó Lorente y desveló: "Soy muy inseguro y necesitaba sentirme normal. He sentido el reconocimiento y amor de la gente, pero me sentía un objeto. Me pedían fotos, pero nadie me preguntaba cómo estaba", expresó.

Cuándo fue consciente de lo que le estaba ocurriendo decidió tomar medidas y ponerse en contacto por primera vez con un psicólogo:"La primera llamada me hizo descansar porque estaba haciendo algo por curarme. Es uno de los mayores gestos de amor propio que he tenido en mi vida. Ahora sigo teniendo ansiedad e inseguridad, pero la llevo mucho mejor."