as enormes reservas monetarias son hoy en día la gran baza china en su camino hacia la hegemonía en el mundo. Y no es que la China de hoy sea más rica que los EEUU o la Unión Europea, pero sí que supera con creces a todas las potencias en reservas monetarias. El superávit del comercio exterior es tal que hoy en día Pekín se puede permitir aventuras militares y financieras a las que Washington renunció ya hace años... ¡por no poder sufragarlas!

La última jugada de Pekín en este asalto incruento a la hegemonía ha sido el tratado comercial con Irán, recientemente firmado. Sin el respaldo de su superávit de divisas, China no se habría atrevido nunca a firmar un tratado similar en plena ofensiva diplomático-económica de la Casa Blanca contra Teherán. Pero con la caja fuerte repleta a rebosar, China no podía desaprovechar una coyuntura como esta.

Porque las masivas inversiones en el Irán - la mayor partida va destinada al desarrollo de la red ferroviaria iraní -, no sólo salvarán de momento las finanzas de los ayatolás, sino que Pekín asume prácticamente toda la infraestructura político-militar del Irán en el Oriente Medio y hasta asienta bases militares en puntos clave del Mediterráneo y el Golfo Pérsico. Y a todo esto, lo hace a la chita callando y sin espantar - aún - a nadie.

En realidad, el tratado con el Irán ha sido una oportunidad inesperada que le brindó la política exterior del presidente Trump. Pero se habría producido más pronto o más tarde de todas maneras porque el Irán, con sus infiltraciones en el mundo islámico radicalizado, es una pieza imprescindible de la expansión china por el mundo occidental. Pekín tenía ya contratadas y explotadas instalaciones portuarias en 6 naciones mediterráneas - desde Grecia hasta Israel, pasando por Turquía - y militarmente había logrado bases en Djibuti e Jask, en el Estrecho de Ormuz, amén de las que le brinda ahora Irán en Siria y Líbano, con lo que el potencial de la Armada de la República Popular sobrepasa ya de largo - e inquietantemente - sus mares ribereños.

Desde un punto de vista económico y militar, el escenario preferente de la expansión China es el Pacífico. Pero allá no hay espacios "vacíos", además de que la competencia es muy dura con Japón, Australia, los EE.UU. y los "tigres de la electrónica" (Corea del Sur, Taiwán, Singapur, Tailandia, etc). De ahí que Pekín se esté volcando - vía Teherán - actualmente en el Oriente Próximo, donde Siria es un punto estratégico vital desocupado (por el que ya pugnan Rusia y Turquía) que necesita ingentes inversiones financieras para su recuperación y que hoy por hoy sólo podría atender Pekín.

Porque Washington hace tiempo se ha retirado de la zona por falta de recursos mientras que Moscú y Ankara ni intentan hacerlo siquiera y se limitan a un morigerada intervención militar en la guerra civil.