Dos millones de personas más necesitan asistencia humanitaria de emergencia en Birmania a raíz del golpe de Estado perpetrado por el Ejército el pasado 1 de febrero, que he sumido al país en una profunda crisis, según la Oficina de Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCAH).

En su último informe del mes de noviembre, la OCAH advierte de que estos dos millones de personas en situación de emergencia se suman al otro millón que ya padecían esta situación antes de la asonada militar debido a los conflictos internos que desde hace décadas padece el país.

"La situación humanitaria del país se está deteriorando debido a los enfrentamientos armados entre las Fuerzas Armadas de Birmania y la Fuerza para la Defensa Popular (PDF) y las organizaciones étnicas armadas", reza el informe de OCAH. La agencia de Naciones Unidas se refiere a la milicia PDF, creada por el autodenominado gobierno democrático de Birmania con el objetivo de plantar batalla a los militares y que en las últimas semanas ha intensificado su actividad, al igual que varios grupos armados rebeldes vinculados a minorías étnicas.

Estos enfrentamientos continuos y la inseguridad creada en el país han provocado el desplazamiento forzoso dentro del país de al menos 234.000 personas, a las que hay que añadir las que han salido del territorio birmano y las 370.000 personas desplazadas por conflictos anteriores al creado a raíz del golpe de Estado.

En las últimas semanas son las regiones del estado Chin, Magway y Sagaing las que soportan algunos de los enfrentamientos más crudos, con 12.000 nuevos desplazados entre el 25 de octubre y el 8 de noviembre. Ante esta situación de emergencia, la OCAH ha lanzado una campaña de donación de fondos en 2021 que ha logrado recaudar hasta el momento 195 millones de dólares, algo más de la mitad de los 385 millones de dólares que se ha marcado como objetivo para ayudar a estos tres millones de personas.

El Ejército justifica la toma de poder por un presunto fraude masivo durante las elecciones generales del pasado noviembre, cuyo resultado ha sido anulado y en las que el partido liderado por la depuesta líder Aung San Suu Kyi arrasó, como ya hizo en 2015, con el aval de observadores internacionales. El rechazo popular al golpe de los militares también se ha puesto de manifiesto con protestas a lo largo del país y un movimiento de desobediencia civil que ha conseguido parar a parte de la Administración y del sector privado.

Al menos 1.275 personas han muerto a raíz de la brutal represión ejercida por policías y soldados desde el golpe, que han disparado a matar contra manifestantes pacíficos, según datos de la Asociación para la Asistencia de Presos Políticos, que también cifra en más de 10.000 los opositores detenidos.