El papa Francisco cumple hoy nueve años de pontificado, tras el cónclave que le convirtió en el primer latinoamericano de la historia, y lo hace con gran preocupación por la guerra en Ucrania y algún que otro leve achaque.

En la lluviosa tarde del 13 de marzo de 2013, los cardenales, reunidos en cónclave en la Capilla Sixtina tras la histórica renuncia de Benedicto XVI, terminaron por elegir al argentino Jorge Mario Bergoglio como primer papa latinoamericano y jesuita.

"Sabéis que el deber de un cónclave es dar un obispo a Roma y parece que mis hermanos cardenales han ido a buscarlo casi al fin del mundo, pero estamos aquí", ironizó en su primera aparición púbica como pontífice, ante una abarrotada plaza de San Pedro.

Desde entonces han pasado nueve años en los que el que fuera arzobispo de Buenos Aires siempre demostró su atención a los más pobres, a los últimos, como los refugiados, hasta el punto de que su primer viaje papal fue a la isla de Lampedusa, símbolo de ese drama.

El Papa ha instado hoy a parar "la masacre" en Ucrania tras haber condenado el ataque aéreo ruso contra una maternidad de la ciudad de Mariúpol, en el que murieron tres personas, entre ellos una niña, y 17 resultaron heridas.

"Hemos rezado por la Virgen María, esta semana la ciudad que lleva su nombre Mariúpol, se ha convertido una ciudad mártir de la guerra que está devastando Ucrania. Ante la barbaridad del asesinato, no existen razones estratégicas que la justifiquen. Hay que parar la agresión armada", ha manifestado el Papa tras rezar el ángelus de este domingo.

Este domingo las fuerzas militares rusas han bombardeado una base militar ubicada en la región de Lviv, en el oeste de Ucrania, cerca de la frontera con Polonia y hasta ahora relativamente libre del conflicto.

"En nombre de Dios, os pido que paréis esta masacre. Dios es solo el Dios de la paz, no de la guerra. Quien apoya la violencia profana su nombre", ha añadido.

Francisco ha exhortado además a "la acogida de muchos refugiados en quienes está presente Cristo". Del mismo modo, ha agradecido "la gran red de solidaridad que se ha formado" para organizar su bienvenida a otros países seguros.

El Papa ha condenado en muchas ocasiones la guerra en Ucrania provocada por la invasión de la Rusia de Vladimir Putin.

Tan solo dos días después de que el ejército ruso entrara en el país, el Papa visitó la embajada rusa ante la Santa Sede para "manifestar su preocupación por la guerra".

En el plano humanitario, ha donado material sanitario como jeringuillas, vendas, productos para desinfectar superficies o esparadrapos , así como medicamentos a los hospitales de Ucrania para contrarrestar la falta de insumos médicos que está afrontando el país. Además ha mandado a dos cardenales a Ucrania para ofrecer sus servicios a la población y a los desplazados: son el polaco y limosnero papal Konrad Krajewski y el checo Michael Czerny, prefecto del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral.

El secretario de Estado del Vaticano, Pietro Parolin, habló esta semana con el ministro de Asuntos Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, y le trasladó la voluntad de la Santa Sede de "hacer de todo, de ponerse al servicio de la paz".

Además reiteró su apuesta en una entrevista con los medios vaticanos, por la vía diplomática, aunque apuntó que la Doctrina Social de la Iglesia "siempre ha reconocido la legitimidad de la resistencia armada frente a la agresión".

"Pero creo que ante lo que está ocurriendo es imprescindible preguntarse: ¿estamos haciendo todo lo posible para alcanzar una tregua? ¿Es la resistencia armada el único camino? Comprendo que estas palabras, ante la matanza de mujeres y niños, ante los millones de desplazados, ante la destrucción de un país, puedan sonar utópicas. Pero la paz no es una utopía", defendió en este sentido.

Durante el ángelus el Papa también ha instado a los fieles a durante la Cuaresma dejen que el Señor les "sorprenda y despierte" el corazón. Así ha añadido: "Leamos el Evangelio, ilumina nuestros pasos e inflama el corazón. O podemos mirar el Crucifijo y maravillarnos ante el amor loco de Dios que nunca se cansa de nosotros".