Pamplona - Izquierda Unida y Ba-tzarre volverán a concurrir de forma conjunta en las elecciones municipales y autonómicas del mes de mayo. Será la tercera contienda electoral de Izquierda-Ezkerra, que ahora explora ampliar la alianza de la mano de Podemos en una confluencia similar a la de Unidos Podemos, que logró ser segunda fuerza y dos diputados en las últimas elecciones generales. Un acuerdo que de momento ha encontrado escollos importantes para consensuar una lista conjunta al Parlamento, pero que podría cristalizar en diversos ayuntamientos de la Comunidad Foral.

Lo que ya es seguro es que IU y Batzarre volverán a compartir proyecto político. Lo harán en términos similares a los dos últimos comicios. IU ocupará los dos primeros puestos al Parlamento, mientras que Batzarre asumirá la cabeza de lista al Ayuntamiento de Pamplona. No obstante, y con el objetivo de visualizar la pluralidad de la coalición, en caso de repetir el resultado de 2015 el segundo parlamentario de IU dimitiría en el ecuador de la legislatura para dar paso al representante de Batzarre, que ocupará el tercer lugar en la lista electoral.

En Izquierda-Ezkerra en cualquier caso son optimistas. Interpretan que los dos escaños logrados en plena ola de Podemos son prueba de un sólido suelo electoral, y que los ocho años de trabajo conjunto han consolidado un espacio propio para la coalición. Sobre todo en esta última legislatura, donde de forma directa o indirecta han contado con un importante protagonismo institucional tanto en el Gobierno de Navarra como en los ayuntamientos de Pamplona y de Tudela, donde ostentan la alcaldía.

Eso hace que los promotores de I-E confíen en aumentar al menos en un escaño su representación parlamentaria, lo que garantizaría grupo propio en la Cámara y tres votos que podrían ser determinantes para la formación de mayorías. Y al mismo tiempo, que no le resulte tan atractiva una posible alianza con Podemos en el conjunto de la Comunidad Foral. Es lo que deben dirimir ahora los respectivos órganos de cada partido, que han comenzado ya las reuniones a tres para explorar la posible candidatura unitaria sin que las negociaciones hayan fructificado de momento. Y aunque todavía no hay nada decidido, sí se han encontrado diferencias estratégicas que complican un posible acuerdo.

las dudas de I-e Sobre la mesa cuentan ya con la oferta planteada por Podemos. La formación morada asume que puede tener un retroceso electoral, mezcla de la pérdida del efecto novedad como de la crisis interna de los últimos meses, y que estima en el peor de los casos en un descenso de dos o tres escaños respecto a los siete actuales. La candidatura pasaría así por un reparto proporcional de cinco escaños para Podemos y tres para I-E, intercalados de forma que el octavo puesto en la lista electoral, que los morados ven factible conseguir yendo juntos, sería para Izquierda Unida-Batzarre.

Se apunta no obstante un escenario más optimista, en el que la suma de ambas fuerzas convierta a la coalición en la referencia de toda la izquierda no nacionalista. Lo que facilitaría la absorción de mucho votante socialista temerosos de una nueva alianza con UPN, hasta el punto de situar a la coalición con fuerza suficiente como para liderar el futuro Gobierno de Navarra.

Hay dudas sin embargo en I-E, y especialmente en IU. De entrada, porque la suma no implica un efecto multiplicador. Es más, hay quien dentro de la coalición teme que pueda incluso jugar en contra, como ya ocurrió en las últimas elecciones generales, cuando la suma de ambos a nivel estatal no alcanzó el resultado obtenido unos meses antes. Por lo que ni siquiera estaría garantizado el tercer escaño que confían en obtener en solitario. Pero también porque la imagen de solvencia y rigor que ha acumulado la propia marca se pueda ver afectada por el desgaste que la crisis interna ha tenido en Podemos Navarra.

A todo ello se suma una realidad práctica, como es la pérdida de autonomía y visibilidad que para la formación más pequeña tiene una alianza de estas características, cuyo margen de actuación queda ligado a la disciplina de voto del grupo y su voz generalmente diluida en los debates principales.

Una negociación pendiente Las conversaciones, que todas las partes apuestan por no dilatar en exceso, afectan además a los principales ayuntamientos, donde Izquierda-Ezkerra ve más opciones de acuerdo, pero que no está claro que Podemos vaya a aceptar si la alianza no va a unida al Parlamento. Una decisión que en cualquier caso quedará en manos de las asambleas locales.

En el ámbito municipal se dan también varias circunstancias excepcionales. La primera es que Podemos no se presentó en 2015, y aunque sí lo hicieron candidaturas afines, con apoyo directo o indirecto, no hay una referencia clara del espacio natural que le corresponde al partido. Y la segunda, la decisión que puedan adoptar las candidaturas populares que, como en el caso de Pamplona, tienen intención de presentar una propuesta alternativa.

Precisamente, la presencia de Aranzadi puede facilitar la unión de Podemos e I-E. Ninguno de los dos partidos dan expectativa de representación a la candidatura popular, pero sí coinciden en que unir ambas marcas puede evitar una dispersión del voto que acabe lastrando a tres fuerzas que compiten por un mismo nicho electoral.

Intereses tácticos y políticos, pragmáticos e ideológicos, que se unen en una decisión en la que también influye la variable temporal: Si la confluencia debe ser una respuesta puntual, o si debe caminar hacia la consolidación de un espacio social y político que sustituya definitivamente al PSN como la tradicional fuerza hegemónica de la izquierda no nacionalista en Navarra.